Veamos la imagen: “Se trata de cambiarle el motor a un coche en marcha mientras circula por una carretera estrecha junto a un acantilado”. Lo señala el Real Instituto Elcano. Es el vértigo de España, que debería acometer una profunda transformación de su sistema productivo, con la oportunidad, aunque pueda parecer lo contrario, que supone la crisis provocada por la pandemia del Covid. Los expertos, entre ellos los propios del mayor think tank español, lo tienen claro: se debe evitar, de una vez, “lo que pasa siempre desde los años ochenta”, como apunta Miguel Otero. Y es que con cada crisis se supera el 20% de paro. Ocurrió en 1985; luego tras los Juegos Olímpicos, en 1995; de nuevo en 2012, con la crisis financiera de 2008, y el porcentaje podría ser superior a finales de este año según las previsiones de los organismos internacionales y del propio Banco de España.
El Real Instituto Elcano ha identificado la situación con el título de su informe: Reconstrucción o metamorfosis. De lo que se trata es de “cambiar ese motor”, mientras se sortea un camino angosto, que tiene dificultades domésticas, pero, principalmente, internacionales: se abandona el multilateralismo, el motor principal, Estados Unidos, estará focalizado en su guerra particular con China, y los grandes organismos, como la OMC, ya no serán respetados por todos.Todo eso lo sabe la vicepresidenta Nadia Calviño, que, a pesar de haber perdido la votación para presidir el Eurogrupo, mantendrá su influencia en la Unión Europea y liderará los cambios en España con su inmejorable relación con el mundo económico, como ha señalado Josep Piqué en esta entrevista con Crónica Global.
El daño de las burbujas
Los problemas de España, por tanto, los deberá de resolver, en primer lugar, la propia España, le ayude mucho o poco la Unión Europea. El economista José Carlos Díez lo señala a Crónica Global: “Se ha vivido pendiente de las burbujas, y han hecho mucho daño, porque el Estado ingresaba mucho en los momentos buenos, y no se supo o no se ha querido ver que hay carencias estructurales importantes”. Es decir, el turismo es una fuente de ingresos excepcional, y España compite con Estados Unidos y Francia como uno de los mejores mercados turísticos. Pero se debe complementar con otros sectores. Aunque nadie pudiera pensar que ese motor fallaría por un virus. Pero ha ocurrido, esa es la verdad, y tardará en recuperarse, porque sin confianza en las relaciones personales, es difícil volver a viajar sin pensar en otra cosa que en divertirse y consumir de forma relajada.
Josep Piqué, exministro de Exteriores, poco amigo de los excesos y de contundentes aseveraciones, señala a Crónica Global un hecho: “Es difícil de entender y en eso sí tienen razón los llamados países frugales, que tras el crecimiento del PIB de los últimos años, no se cumpla con los objetivos de déficit que se marcaron. No puede ser”. Sin embargo, ha sido. Y la deuda pública, pese a una reducción pequeña en los últimos años, sólo permitió pasar del 100% en 2014 al 96% en 2019.
Empresas pequeñas
El economista Josep Oliver ha hablado de que, tras la marea, se reflejan los problemas que ya existían. Ocurre una y otra vez cuando llega una crisis económica internacional. La productividad ha crecido muy poco. En los últimos 20 años sólo un 0,2% anual, en comparación con el 0,8% de Alemania, o el 0,9% de Estados Unidos. Como ha apuntado el informe del Banco de España, otro de los problemas crónicos es la dimensión empresarial. En 2019 hasta el 78% de las empresas españolas daba empleo a menos de cinco trabajadores. La media europea es del 69%. En ese contexto, “¿Cómo se puede pedir una mayor inversión en investigación y desarrollo”, se pregunta José Carlos Díez, dado que esas empresas pequeñas no pueden afrontar la enorme transformación tecnológica que ahora se exige, con el fondo de reconstrucción que ha aprobado la Comisión Europea, pendiente de la luz verde del Consejo Europeo.
Otra de las cuestiones centrales es el bajo nivel educativo, que puede provocar, como apunta el Real Instituto Elcano y el Banco de España, que la crisis se centre de forma dramática en los colectivos que ya ahora son los más desfavorecidos, además de los jóvenes y las mujeres. El 40% de los autónomos, el 36% de los empresarios y el 31% de los trabajadores, según los datos que maneja Josep Oliver, tenían en 2019 un nivel de estudios bajo, que se debe comparar con el 22%, el 19% y el 19% respectivamente, en el conjunto de la zona euro.
En el centro del debate público
José Carlos Díez pide una reacción: “Es urgente que todo esto se ponga sobre la mesa, que se intenten consensos políticos y que se afronte la realidad, y que se innove también, con proyectos, a partir de los fondos europeos, que puedan gestionar, por ejemplo, las ciudades, que son las que pueden prestar servicios más cercanos”. Se refiere Díez a la transformación energética, con energías renovables, que será uno de los ejes del plan de la Comisión Europea.
Pero quedan las transformaciones estructurales. Si se desea la ayuda europea, habrá que mostrar “credibilidad y seriedad”. Lo pide el Real Instituto Elcano, para que se acometan “importantes reformas estructurales que demuestren a los socios europeos que somos un socio serio y fiable, preocupado por la eficiencia y la solidaridad no sólo en Europa, sino también en España”. Y “sin que nos lo reclamen”, se debería poner sobre la mesa “un plan a medio y largo plazo que permita estabilizar la deuda pública, lo que requerirá una reforma del sistema de pensiones (quizá no imposible políticamente dado el esfuerzo que se ha hecho por salvaguardar la vida de las personas de más edad), así como una ampliación de las bases fiscales que reduzca las ineficiencias del sistema fiscal por el lado de los ingresos y una mejora en la eficiencia del gasto”.
El precedente del pacto político
Es la “metamorfosis” que defiende el think tank español, y no una especie de “reconstrucción” coyuntural que repita lo que se ha hecho siempre en cada crisis: volver a lo de siempre, ganando competitividad por el lado de los salarios y aprovechado todo lo que pueda dar lo que se pensaba que era seguro: el turismo.
En los últimos años sí hubo un intento, desde el poder político, de cambiar las cosas. En el acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos, tras las elecciones de 2015, se establecieron compromisos y reformas estructurales, como la llamada mochila austriaca, en el caso de la reforma del mercado laboral y de las pensiones. Era un acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez, una vez Mariano Rajoy había retirado su candidatura. Pero no pudo ser. El voto en contra de Podemos abortó aquella posibilidad. Sin embargo, el paquete de medidas que se pactó, en aquel momento entre Pedro Sánchez y Albert Rivera, sigue intacto. Y, en Ciudadanos, sigue, y con mayor influencia, Luis Garicano, --ahora eurodiputado y cercano a Inés Arrimadas-- la mano que redactó muchas de aquellas medidas.