La vicepresidenta de Asuntos Económicos del Gobierno, Nadia Calviño, respira con mayor tranquilidad. Ha solventado problemas internos: en cada intervención pública constata que es ella quien lleva la batuta económica y no Pablo Iglesias, lo que llevó este jueves al presidente del Consejo General de Economistas, Valentí Pich, a asegurar que es “la persona clave en el momento clave”. Y ahora comienza a ver la luz porque la financiación de la deuda española se está encarrilando, mientras se espera que se concreten las ayudas del fondo de reconstrucción europeo acordadas por la Comisión Europea. Con la última emisión de deuda del Tesoro, este jueves, Calviño ya tiene colocada en los mercados casi la mitad de toda la deuda que se necesita para 2020.
Esa previsión ya incluye hasta 100.000 millones adicionales que se necesitan a partir de la crisis provocada por el Covid-19. La cifra alcanza una financiación bruta de 297.657 millones de euros. Y, desde el inicio de la pandemia, el Tesoro ha agilizado sus emisiones con el objeto de aprovechar la buena acogida de los mercados: ya ha financiado 143.491 millones de euros, lo que supone el 48,6% del nuevo objetivo. De ese total, 101.738 millones han sido a medio y largo plazo (54,9% del objetivo) y 41.753 millones han sido en letras (37,9% del objetivo).
El petróleo Brent como indicador de las crisis
Lo más importante para el Gobierno es que ese mayor endeudamiento no supone un coste mayor en las nuevas emisiones. El coste medio de la deuda en circulación sigue bajando y se sitúa ahora en el mínimo histórico del 2,02%, mientras que la vida medida de la cartera de deuda del Estado llega a máximos, y es de 7,4 años.
El analista de inversiones Juan Ignacio Crespo, que se basa en los distintos precios de las materias primas y en las oscilaciones de los mercados de valores, señala que la crisis podría ser menos importante de lo que inicialmente se pensaba. Y ello a partir de los números alcanzados en otras crisis, por ejemplo, con el precio del barril de petróleo Brent, el de referencia: “En 2020 hemos tenido una caída del precio Brent de las mismas dimensiones que en una recesión y algo mayor que en dos ocasiones en que la recesión no se presentó, siendo la recuperación posterior muy superior en velocidad a todas ellas, por lo que, si unimos a esto el buen comportamiento de las Bolsas, se podría concluir que la crisis económica causada por la pandemia podría no ser tan dañina como lo que inicialmente se esperaba. Y todo por la rápida intervención de bancos centrales y gobiernos”, señala Crespo en su análisis diario de la situación.
Más expansión del BCE
En estos momentos, si se compara la rentabilidad de la deuda pública de los países de referencia, se comprueba que España está sacando la cabeza. En Estados Unidos la rentabilidad de su deuda pública a diez años es del 0,74%; en Alemania sigue en negativo con el -0,35%; en España es del 0,61%, con la prima de riesgo por debajo de los 100 puntos y de los 90 en el caso de este jueves; y en Italia es del 1,54%, y con la prima de riesgo situada en los 189 puntos.
En esa coyuntura, y con el BCE a toda máquina, tras aprobar un nuevo plan expansivo de 600.000 millones de euros, que se unen al plan inicial de 750.000 millones (un total de 1,35 billones de euros), el Tesoro español ha encauzado la financiación de la deuda, a la espera de lo que suceda con el fondo de reconstrucción europeo. El acuerdo de la Comisión Europea podría partir --todavía no está decidido, a la espera de un Consejo Europeo-- con 750.000 millones de euros, de los que 500.000 millones serían transferencias y no créditos o avales. Y de esa parte, España aspira a presentar proyectos para lograr unos 77.000 millones.
Calviño, en una reunión con el Consejo General de Economistas, señaló que el mayor esfuerzo se debe situar en la formación profesional dual y en la digitalización de las empresas. Es decir, ya no se trata de paliar a distintos sectores afectados por la pandemia --un proceso que se está realizando a través de la prórroga de los ERTE-- sino de transformar la economía española a medio y largo plazo, como exigirá la propia Comisión Europea.