Es una “revolución”, algo “histórico”. El plan de la Comisión Europea, con un fondo de 750.000 millones de euros --aunque debe ser todavía aprobado en un proceso que será tortuoso--, supone un cambio drástico en la Unión Europa. La decisión que ha tomado la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, es “el embrión de una deuda mancomunada, un paso que era irremediable, que exigirá tiempo para su culminación, pero que se ha dado con todas las consecuencias”, según señalan los expertos consultados. Y supone que España “tiene más cerca su salida de la crisis en forma de V”.
La cautela es necesaria, y todos los economistas españoles apuntan que los países llamados “frugales” deberán convencerse de las medidas adoptadas, y que eso no será fácil. Ni Suecia ni Holanda, los Estados ahora menos receptivos a esa fórmula, lo pondrán fácil, teniendo en cuenta que el plan precisa de la aprobación de los parlamentos nacionales. Pero Alemania sí empujará en esa dirección, y su peso es enorme en estos momentos. “Alemania puede convencer porque ha entendido que debe ayudar a países como España o Italia, al asumir que se ha podido exceder con las ayudas a sus propias empresas”, señala el catedrático de Economía de la CUNEF, Santiago Carbó, que ve más cercana una salida económica para España.
Transferencias directas
Pese a las dificultades, por tanto, lo que se dilucida ahora es un cambio estructural en el seno de la Unión Europea. Se trata de un fondo de 750.000 millones, de los que 500.000 se ofrecerán en forma de transferencias, como planteaba el plan suscrito entre Francia y Alemania. Y otros 250.000 millones adicionales se ofrecerán a través de créditos con intereses muy bajos y a 30 años.
En el caso de España, la Comisión Europea calcula que podrá optar a un total de 140.000 millones de euros, la misma cantidad, por ejemplo, que produce el sector turístico en un año, el 13%-14% del PIB español. De ese total, 77.000 millones serían por transferencias directas, es decir, no tomados como créditos o avales. Y la otra parte sí sería a través de créditos. Es un plan muy cercano a la opción por la que había apostado el Gobierno español, que elaboró un primer documento, entregado a la Comisión Europea, en esa línea. Y es también el proyecto que defiende la familia liberal europea, cuyo vicepresidente en el Parlamento Europeo, el economista Luis Garicano, defendió "el momento histórico" de la medida.
"Hoy vale la pena formar parte de la UE"
El economista y profesor de la UB, Gonzalo Bernardos, que ha sido muy crítico en los últimos años con la posición de Alemania, y, en concreto, con la cancillera Angela Merkel, entiende que se abre una gran oportunidad para España, siempre que asuma que debe encarar una realidad distinta, con reformas a medio plazo, que no supone una política de recortes, sino un gasto más racional, mejor pensado, con la potenciación de aquellos sectores que presentan una gran ventaja competitiva, como las energías verdes o todo el proceso relacionado con la digitalización de las empresas.
“Hoy, la salida de la crisis en forma de V está mucho más cerca. Hoy, vale la pena formar parte de la Unión Europea. Hoy, la UE es un club”, afirma Bernardos, que añade que Von der Leyen “ha superado cualquier expectativa que tenían los políticos más pragmáticos. Primero, por el volumen de recursos utilizados. Segundo, por el porcentaje de las ayudas que no se han de retornar (66%). Tercero, por los países beneficiados. A España le corresponde el 18,6% cuando su participación en el PIB y en la población de la UE es mucho menor”.
Colocar la deuda
Santiago Carbó pone el freno, al indicar que la deuda de España será muy alta, y que, pase a ese plan europeo, se deberá controlar, con programas económicos por parte del Gobierno realistas. “Queda mucha deuda por colocar, y se deberá ir con cautela, pero es indudable que la decisión de la Comisión es un empujón, que actuará como paraguas para la deuda española, como ocurrió respecto a los bancos en la anterior crisis con la unión bancaria europea. Son pasos que se han ido dando, y que son de una enorme importancia”.
El método de la Comisión puede resultar una solución buena para todos los países de la UE. Se decide aumentar el techo de gasto del presupuesto, hasta el 2% del PIB de los 27 miembros. Y se busca el dinero en los mercados, para recaudar esa cifra de 750.000 millones de euros. El plazo para pagar los préstamos que se tomen será de 30 años, hasta 2058, y los tipos de interés serán bajos, teniendo en cuenta la buena calificación crediticia de la Comisión, la más alta posible. Todo el proceso podría estar listo para enero del próximo año. En ese lapso, la Comisión prepara cantidades más modestas, unos 11.500 millones, para posibles peticiones de urgencia. Y, mientras, el BCE mantiene su plan expansivo de compra de deuda.
Juan Ignacio Crespo, más optimista que la media desde que comenzó la crisis sanitaria y económica por el Covid-19, señala, ayudado con sus inseparables gráficos, que hay datos ilustrativos. Y es que las familias norteamericanas están utilizando el dinero del gobierno federal que han recibido como ayudas, con la propia forma de Donald Trump, para comprar acciones en la bolsa, señal de confianza en una rápida salida.