¿Se puede cargar duramente contra España y, a la vez, querer atraer a turistas del resto del país? Esto es lo que parece creer David Font, director de la Agencia Catalana de Turisme (ACT). Su departamento acaba de lanzar una campaña para captar visitantes de toda la península para Cataluña. La iniciativa publicitaria contiene mensajes referentes a la "unión" y esconde todo tipo de símbolos e iconos independentistas, como los lazos amarillos. No siempre fue así.
Font, también alcalde de Gironella (Barcelona) por Junts per Catalunya (JxCat), comanda el organismo público de la Generalitat de Cataluña para reforzar el turismo en este destino, sí, pero no se esconde de su militancia independentista. Apoyó activamente el referéndum ilegal de independencia de 2017; ha participado en actos por la libertad de los presos del procés; acudió a Waterloo (Bélgica) a arropar al expresidente catalán prófugo, Carles Puigdemont y, antes, se desplazó a la capital comunitaria en el acto llamado Mayors for Freedom para denunciar el "golpe de estado" que, según él, hubo en Cataluña por parte del Gobierno en 2017, cuando se aprobó la intervención autonómica con arreglo al artículo 155 de la Constitución tras dos declaraciones unilaterales de independencia (DUI). Una intento de secesión unilateral que, por cierto, Font apoyó como alcalde de Gironella. "Fue un día feliz", describió.
Ahora, turismo nacional
Todo ello queda en la historia y sería una historia más del procés en Cataluña. Lo curioso es que es ahora, en 2020, y en plena crisis económica, el equipo de Font y de la Consejería de Empresa y Conocimiento se alejan de aquella militancia secesionista y tienden la mano al resto de España para que los turistas nacionales veraneen en la región y gasten dinero ante el descalabro del sector provocado por la crisis sanitaria del coronavirus.
¿Cómo? Con una campaña publicitaria con formato vídeo y online en la que se hace referencia a la "unión" entre ciudadanos y se subraya que "Cataluña es tu casa". En la campaña de acciones de marketing aparecen algunos destinos monumentales de la autonomía como Besalú (Girona), pero despojados de los lazos amarillos y pancartas a favor de la secesión y los políticos presos en prisión.
Este giro en el argumentario del Govern de la Generalitat de Cataluña no lo compra todo el mundo. El propio Lluís Sans, propietario de Santa Eulàlia y presidente de la Associació Passeig de Gràcia, alertó ayer jueves de que los mensajes contra España que envían algunos líderes independentistas, como el propio Joan Canadell, presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona (CCB) --que describió recientemente al país como "paro y muerte"--, no ayudan a reactivar el sector. "¿Qué turismo nacional vamos a atraer?", se lamentó Sans durante un acto empresarial celebrado en línea.
Cataluña, mayor destino de España, se lame las heridas
El nuevo esfuerzo por presentar Cataluña como un destino amable para el visitante nacional llega en un contexto muy determinado. La región era el principal receptor de turistas internacionales antes de la pandemia. No obstante, el territorio está acusando los cierres de fronteras y el impacto sobre el transporte aéreo, terrestre y marítimo de las medidas de contención del virus por parte de los distintos países emisores. ¿Ejemplos? Francia, que ya ha recomendado a sus súbditos no visitar España este verano. Lo verbalizó la propia ministra de Transición Ecológica gala, Élisabeth Borne, el fin de semana. "Los franceses no deberían planear viajes al extranjero". La misma electa alertó de las medidas "contradictorias" tomadas por el país receptor en materia turística e insistió en que "no puede recomendar" visitar España este verano mientras España mantuviera las medidas de cuarentena para los visitantes extranjeros.
Son malas noticias para todo el país, pero en especial para Cataluña, que dependía de este segmento antes de la crisis sanitaria. Sobre esta base, la Generalitat de Cataluña, y la Agencia Catalana de Turismo en particular, buscan atraer el turismo nacional. Los hoteles de la Costa Brava y Costa Dorada ligaban su facturación a la llegada de veraneantes extranjeros. Y los hoteles de Barcelona son los que más ingresos han perdido durante la pandemia, tal y como demostró un informe reciente.