El campo de juego nivelado. En Europa la jerga comunitaria es sagrada. Son términos que conocen los iniciados y que permiten orientarse en la niebla de Bruselas. El riesgo ahora es que se rompa el level playing field, ese campo de juego porque, pese a esfuerzos como los que han exhibido Francia y Alemania, con un fondo de reconstrucción que todavía no está en marcha, algunos estados han puesto la directa para salir de la crisis de la forma más sólida posible. Alemania ha aprovechado su capacidad fiscal –que no ofrece, por ahora, al resto de Europa-- para ayudar a sus propias empresas, con la complicidad de la Comisión Europea. Y el perjuicio para países como España es notorio.
De casi 1,9 billones de euros en ayudas estatales que la Comisión Europea ha validado, con un total de 147 medidas de carácter nacional, el 52% las ha adoptado Alemania. La diferencia con el resto es abismal: el 17% corresponden a Francia; el 14% a Italia; mientras que España representa sólo el 2% del total de 27 países de la UE. Es decir, Alemania saldrá a todo trapo de la crisis, con sus empresas más sólidas que el resto, con capital del Estado directo lo que, en la práctica supone una especie de nacionalización de todo aquello que se considere estratégico en la economía alemana.
Alemania confirma su entrada en recesión con una caída del PIB del 2,2% / EP
No solidaridad, sino "corresponsabilidad"
Algunos economistas han puesto el grito en el cielo, como Antón Costas, que no reclama solidaridad a la Unión Europea, sino “corresponsabilidad”, porque la idea de los europeístas sigue siendo que la Unión Europea es de todos sus miembros, y no únicamente de los más poderosos. El economista y profesor de la UB, Gonzalo Bernardos, incide en que ese fondo de reconstrucción dotado, en principio, con 500.000 millones de euros, que ahora trata de impulsar Alemania con Francia es, de hecho, una fórmula para ayudar a las propias empresas alemanas. “Esos 500.000 millones de euros van a pagar las ayudas a algunas de las principales empresas alemanas (TUI, Lufthansa o Adidas). De esta manera, quien se endeudará será la Comisión Europea y Alemania podrá presumir de que su deuda pública/PIB está significativamente por debajo del 100%. Un nivel al que se podría aproximar si la Administración alemana pagara ella misma todas las ayudas a sus empresas”.
Según Bernardos, “estas ayudas serían imposibles si los problemas empresariales los tuvieran España, Portugal e Italia. Dirían los países del norte de Europa que vulnera los principios de la libre competencia entre empresas en que está fundamentada la Unión Europea y que las compañías tendrían que solucionar sus problemas por sí mismas. En este caso, como afecta en gran medida a Alemania, está muy bien saltarse la legislación y los principios fundacionales. Si afecta a otros países, las reglas son inmutables”.
Al motor hay que inyectarle carbón
La advertencia la formuló el presidente del Círculo de Economía, Javier Faus, en su discurso del pasado jueves –jornadas virtuales del lobby empresarial que contaron con la intervención de la vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño--. Según Faus, existe el peligro de romper ese level playing field. “Pedimos estar vigilantes ante el derecho comunitario de competencia. Sería poco equitativo que los países con más margen fiscal puedan apuntalar a sus empresas con ayudas directas y el resto, no. Y que estas medidas fiscales estén condicionadas a una relocalización de plantas industriales. Es una distorsión del mercado interior que puede volver a favorecer a unos pocos, creando una Europea a dos velocidades y aumentando la brecha norte-sur”.
Ese es el peligro. La Comisión Europea, sin embargo, justifica que Alemania pueda ayudar sin límite a sus empresas, porque es el motor de Europa. Curiosamente, aquí se establece un debate sobre cómo destinar los recursos que guarda relación con el discurso interno en España de determinadas fuerzas políticas. En Cataluña, durante décadas, los partidos nacionalistas han reclamado que el Estado español ayudara más a Cataluña, porque era la potencia económica, con el mayor PIB del conjunto. Si se ofrece carbón a la locomotora, todo el resto del tren acabará siguiendo la estela. Pues eso pasa ahora en Europa.
El 'nacionalismo' de Merkel
No se puede decir más claro que como lo señaló la vicepresidenta de la Comisión Europea, responsable de la política de Competencia, la danesa Margrethe Vestager. “Es importante que Alemania haga esto, porque de alguna manera actuará como una locomotora para Europa”. ¿Y el resto? Habrá que “encontrar soluciones a la triste situación de que no todo el mundo tiene el mismo margen de maniobra”, añadió.
Para Gonzalo Bernardos lo que quedará después de la marea es muy claro: “La igualdad de oportunidades empresariales ha quedado completamente rota. Las empresas alemanas van a salir de la crisis mucho mejor que las de los países del sur de Europa y probablemente utilicen dicha posición para adquirir en el futuro alguna de ellas y reforzar su dominio europeo. El capitalismo de Estado ha vuelto y el neoliberalismo histórico de Angela Merkel, que aconseja abstenerse lo máximo posible de intervenir en la economía, ha desaparecido de la noche a la mañana. Ahora, le interesa rescatar a las empresas alemanas con más problemas, tal y como hubiera hecho el mítico dirigente de izquierdas Willy Brandt. No obstante, quiere que la fiesta la paguen parcialmente el resto de países europeos”. Para este economista la imagen de Merkel quedará tocada, aunque goce del prestigio europeo por ser de los pocos dirigentes políticos con autoridad.
¿En España? Avales y créditos
Las ayudas directas a empresas como Adidas, o Lufthansa, que negocia la entrada del Estado alemán con alrededor del 25% del capital, con un paquete de ayudas de 9.000 millones, contrasta con las ayudas del Gobierno español. Lo explicó la vicepresidenta y ministra de Economía, Nadia Calviño al detallar los “créditos y avales” que se han puesto a disposición de pymes y autónomos. Madrid, Cataluña y Andalucía, por ese orden, son los territorios que están recibiendo más ayudas para las empresas. Según Calviño, ya se han activado cuatro tramos de las líneas del ICO, con un total de 84.500 millones. Las pymes y autónomos se llevan hasta el 98% del total de las operaciones. Se han concedido hasta ahora avales por valor de 40.700 millones y, “gracias a esta garantía pública”, se han “movilizado 53.600 millones de financiación”.
Pero otra cosa son las transferencias del Estado alemán, entrando en el capital de las empresas y formando parte de sus consejos de administración gracias a que Alemania sólo tiene un 60% de deuda en relación a su PIB. Y ese poder lo aprovecha ahora con el beneplácito de la Comisión Europea.