El impacto de la crisis del coronavirus se ha dejado sentir de forma intensa en los resultados empresariales y en, especial, de la banca. Las cinco mayores entidades financieras españolas han registrado en el primer trimestre nada menos que 3.800 millones de euros en provisiones para cubrir los riesgos derivados del Covid-19. Una cifra que no ha impedido que los bancos cierren el primer cuarto del año con beneficios (salvo en el caso del BBVA pero, en este caso, por el impacto de su ajuste en EEUU), aunque todo indica que las dotaciones deberán incrementarse a lo largo de los próximos trimestres.
De ahí que, mientras que la anticipación para sanear las cuentas se dispara, las pérdidas han irrumpido en la foto general de la banca. Los cinco grandes presentan un saldo negativo de 1.186 millones de euros en los tres primeros meses de 2020, aunque la cifra está muy condicionada por el desempeño de BBVA, que ha publicado pérdidas de 1.792 millones al tener que ajustar la mala evolución de su franquicia en EEUU, además de las provisiones propias por el coronavirus. Si se excluye la entidad presidida por Carlos Torres, los beneficios de las otras cuatro entidades suman 606 millones.
Concentración en Santander y BBVA
BBVA y Santander son responsables de casi el 80% de la cifra total de provisiones de la gran banca española. En el caso de la entidad que preside Ana Botín, la cifra se ha ido hasta los 1.600 millones. Por su parte, las dotaciones del BBVA han sido de 1.433.
En el otro extremo, Bankia ha provisionado solo 125. El banco participado por el Estado obtuvo un beneficio neto de 94 millones, un 54,4% menos que el mismo período del año anterior. De no haber provisionado tal cifra, hubiera ganado un 11,3% menos. Por su parte, Caixabank ha dotado una provisión extraordinaria de 400 millones por el coronavirus y Sabadell, de 213 millones.
La anticipación de Bankia duplica las cifras respecto al mismo período del año anterior y la entidad argumentó que las provisiones no fueron superiores por “la cómoda posición de liquidez y fortaleza de capital”.
Objetivo, pymes y autónomos
La banca española ha tenido que comprar una hucha nueva para hacer frente a una etapa sin precedentes en la economía mundial. A diferencia de la crisis de 2008, en la que las entidades se vieron abocadas a apretarse el cinturón y a capear el temporal a descubierto, las compañías afrontan con un buen colchón de dinero para que el impacto en las cuentas sea el menor en la medida posible.
De hecho, los bancos van a representar un papel fundamental para la reconstrucción económica y empresarial. El Gobierno y el Banco Central Europeo han otorgado a las entidades la potestad de financiar a las pequeñas y medianas empresas y a los autónomos con unas condiciones que hasta ahora no se conocían.
Parón de sus negocios y posibles impagos
Pero a pesar de que las entidades financieras disponen de una liquidez mayúscula, su negocio se ha frenado en seco. Por ejemplo, Bankia explicaba este miércoles, en la presentación de resultados, que las familias han frenado en seco las aportaciones en los fondos de inversión y en los planes de pensiones, uno de los sectores que más beneficios reportan a los bancos.
También, a pesar de que los créditos cuentan con el respaldo del ICO, las compañías han reiterado que buena parte de los préstamos concedidos no sean devueltos. El mercado hipotecario también sufrirá un impacto negativo y, según un reciente informe de Idealista, la firma de créditos de vivienda sufrirá un ‘shock’ con alzas de doble dígito.
Sólo el principio
Aunque todas las entidades apuntan a que han echado mano de mucha prudencia, todo apunta a que los balances tendrán que convivir con mayores provisiones durante los últimos trimestres. Uno de los elementos que más ha llamado la atención de este periodo ha sido su extrema volatilidad y la velocidad con la que varían los acontecimientos.
La escasa visibilidad que presenta el escenario hace más que previsible que las cuantias que se han visto en el primer trimestre se vean corregidas y aumentadas. "La subida de la provisiones no termina aquí, ni para nosotros ni para el resto del sector", apuntó Gonzalo Gortázar, consejero delegado de Caixabank.