La crisis del coronavirus amenaza el futuro de los grandes grupos de la industria de los cruceros. A los numerosos problemas que ya de por sí padecen por el impacto del Covid-19 en las actividades turísticas se suma el hecho de que no podrán disponer de las importantes ayudas a empresas aprobadas por el Gobierno federal de EEUU, país al que pertenecen las compañías con mayor cuota de mercado. La administración Trump las penaliza por el hecho de que están registradas en terceros países con el fin de optimizar su fiscalidad.
La industria crucerista presenta un elevado grado de concentración, hasta el punto de que apenas media docena de grupos se reparten la totalidad del mercado. Los tres primeros, Royal Caribbean, Carnival y Norwegian Cruise Lines, son compañías estadounidenses pero mantienen su sede social en países con un atractivo régimen fiscal para sus intereses. Una circunstancia que les permite ahorrarse cientos de millones de dólares en impuestos cada año pero que en las actuales circunstancias les puede conducir a una situación tremendamente complicada.
Plan de estímulo
Tras un intenso debate, que incluyó un bloqueo inicial del Senado, el Gobierno de EEUU sacó adelante una primera batería de estímulos para combatir la crisis del coronavirus valorada en 2,3 billones de dólares (unos 2,05 billones de euros). Cerca de una cuarta parte de este paquete va destinado a ayudar a las empresas de los sectores mas golpeados por la pandemia y sus efectos futuros, entre los que se encuentra el del turismo, cuyas actividades han quedado paralizadas prácticamente en todo el mundo.
Toda una tabla de salvación para empresas como aerolíneas y grandes cadenas hoteleras que, sin embargo, no llegará hasta los gigantes de los cruceros. Según apunta una información de la cadena estadounidense NBC, la letra pequeña de las medidas excluye a las empresas que no operan bajo la normativa del país, o bien que no desarrollan buen parte de actividad en territorio norteamericano.
Paraísos fiscales
De acuerdo con la citada fuente, este es el caso de Carnival, registrada en Panamá, así como el de Royal Caribbean, con sede en Liberia, y el de Norwegian Cruise Lines,radicada en Bermudas.
La crisis del Covid-19 ya ha golpeado con fuerza a estas empresas, más allá de las cifras económicas; cuando comenzaron a extenderse los casos de infectados por todo el mundo, numerosos cruceros no pudieron regresar a su destino y quedaron confinados en alguna de las etapas del viaje programado porque el virus había empezado a propagarse entre los usuarios.
Recurrir a préstamos
Como en muchos otros casos, el primer impacto ha llegado en bolsa. Las tres compañías se han dejado cerca de tres cuartas partes de su capitalización bursátil desde que se inició el año. Sus consejos de administración ya están estudiando alternativas, en forma de grandes préstamos bancarios para tratar de afrontar la situación.
La industria de los cruceros se encuentra en un escenario similar al que presentan las aerolíneas aunque éstas sí podrán contar con las ayudas de la Administración Trump. El sector de la aviación comercial ha hecho numerosos llamamientos de socorro, que han llegado hasta el mismísimo G20. En la reunión extraordinaria mantenida hace unos días por el organismo en Arabia Saudí, que este año ejerce como presidente, se trató una comunicación de la Asociación Internacional de Líneas Aéreas (IATA) en la que alertaban que la supervivencia de toda la industria, independientemente de su tamaño, volumen de negocio o localización geográfica, dependía del apoyo económico que pudieran recibir de gobiernos y organismos multilaterales.