Más problemas para la economía española como consecuencia de la crisis generada por la expansión del coronavirus. En apenas una semana, la prima de riesgo se ha multiplicado por más de dos como consecuencia de la huida en estampida del bono español por parte de los inversores, cuyo efecto más oneroso para el Estado será un más que sensible encarecimiento de la financiación de su abultada deuda. La factura para las arcas públicas amenaza con incrementarse por encima de los 5.000 millones de euros este año.
En los últimos días, los mercados de renta variable no han sido los únicos que han marcado récords de volatilidad. Los inversores también han deshecho numerosas posiciones en renta fija, movidos por la incertidumbre sobre el impacto del Covid-19 en la economía y también por la posibilidad de que en los próximos meses se da una auténtica avalancha de emisiones por parte de los Estados con el objetivo de financiar parte de los ambiciosos planes que han anunciado para paliar los citados efectos.
Rentabilidad cuadruplicada
En el caso del bono español a 10 años, su rentabilidad ha pasado en apenas una semana de registrar mínimos históricos, en torno al 0,25%, a superar con creces el 1% tras la venta masiva de papel. Aunque los inversores también han salido de forma notable del bono alemán, considerado como referencia en Europa para medir el riesgo país, la prima de riesgo se ha más que duplicado, para pasar del entorno de los 65 puntos básicos a los más de 140 puntos básicos que presenta en la actualidad.
Mientras que el bono español ha llegado a registrar una rentabilidad por encima del 1,3% en las últimas horas, el germano continúa en terreno negativo, aunque en la última semana se ha aproximado a cero (su rentabilidad es ahora del -0,3%, aproximadamente, frente al -0,88% que mostraba la pasada semana).
Mínimos históricos
A finales del pasado año, el Tesoro Público anunció que los tipos históricamente bajos que estaban registrando los bonos españoles habían reducido el coste medio de la deuda pública al 2,19%, dos décimas menos que en 2018, lo que le permitió al Estado ahorrarse algo más de 2.000 millones de euros en concepto de intereses.
No obstante, dado lo abultado de la deuda pública española, por encima de los 1,1 billones de euros, el coste de financiación se había situado sobre 24.000 millones de euros.
Financiarse más caro
El desplome del precio de los bonos y la consiguiente subida de la rentabilidad hará que a España le resulte notablemente más caro financiarse en sus próximas emisiones. Solo teniendo en cuenta las nuevas que se llevarán a cabo en 2020, en torno a 200.000 millones de euros, su coste se elevaría por encima de los 1.500 millones de euros debido a que el Estado tendrá que pagar cuatro veces más a los tenedores de los bonos.
Su incorporación al saldo de deuda viva actual, elevará su coste medio, aproximadamente hasta el entorno del 2,5%, por lo que los intereses se incrementarían en algo más de 5.000 millones de euros en relación con los que el Estado tuvo que abonar en 2019.