Pocos fenómenos económicos han llamado tanto la atención en los últimos años como el crecimiento del sector exterior español. La más que probable desaceleración económica mundial, prevista por los principales organismos multilaterales, y que se verá además acentuada por los efectos del coronavirus, terminará con una década prodigiosa para las exportaciones, que le ha servido a España para situarse en los primeros puestos europeos en este capítulo. Algo impensable cuando la crisis de finales de la pasada década dejó al país al borde del rescate por parte de la Unión Europea.
Según estimaciones preliminares, España cerró 2019 con un volumen de exportaciones por encima de los 297.000 millones de euros, lo que supone un récord histórico y, además, culminar un periodo de diez años consecutivos de incremento de esta partida. Las cifras que ilustran este recorrido hablan por sí solas.
El efecto del Covid-19 en las exportaciones españolas / CG
Un 82% más en diez años
En esta década histórica, el volumen de ventas de bienes y servicios al exterior se ha disparado algo más de un 82%. En términos relativos, corregir el efecto de la evolución de la economía española en estos años, el porcentaje de las exportaciones en relación al Producto Interior Bruto (PIB) se ha elevado casi nueve puntos. En 2009, cuando los efectos de la crisis comenzaban a hacerse ya muy palpables tanto en el crecimiento como en el empleo, las exportaciones bajaron un 15% respecto a las del año anterior y el volumen total (algo más de 161.000 millones) equivalía al 15,2% del PIB.
Esa evolución respecto al tamaño de la economía ha sido superior, sin ir más lejos, a la mostrada en el mismo periodo por la gran economía europea exportadora por excelencia, Alemania. En su caso, el crecimiento de esta variable se ha quedado en seis puntos, desde el 32% del PIB que suponían sus exportaciones en 2009 al 38% en la actualidad.
Superar a Francia
Respecto a las otras economías europeas comparables, España ha conseguido situarse por encima de Francia, cuyas exportaciones suponen ahora algo más de un 20% de su PIB (tres puntos por debajo de España) cuando el resultado de esta comparación era justamente el contrario en 2009 (es decir, España estaba tres puntos por debajo de Francia).
Diez años después, las ventas en el exterior suman una cantidad que supone muy cerca del 24% del tamaño de la economía española, lo que sitúa al país en los primeros puestos europeos por esta ratio.
La crisis obligó a la economía española a hacer de la necesidad, virtud. Las grandes corporaciones emprendieron un ambicioso proceso de internacionalización que en unos años les llevó a situar más de la mitad de sus ingresos en mercados diferentes del doméstico.
Paso adelante de las pymes
Sin embargo, se trata de compañías que ya llevaban largo tiempo (décadas en la mayoría de los casos) con negocios en el exterior. Buena parte del impulso de las exportaciones ha llegado de la mano de las pequeñas y medianas empresas. Ante los problemas que ofrecía el mercado doméstico, prácticamente por una cuestión de supervivencia en algunos casos, las pymes españolas se lanzaron a la aventura de los mercados internacionales y las cifras reflejadas son el mejor reflejo de su éxito.
La actual coyuntura económica llega para poner fin a esta racha aunque, por otra parte, el sector exterior también estaba empezando a ofrecer síntomas de agotamiento. En los últimos dos años, el incremento del volumen de exportaciones ha sido poco significativo y, además, no ha sido capaz de seguir el ritmo de crecimiento de la economía, como prueba el hecho de que el porcentaje en términos de PIB se ha reducido unas décimas.