Las multitudinarias manifestaciones del 8 de marzo de hace dos años supusieron un antes y un después en la batalla por la igualdad. Por entonces, España había logrado salir de la brutal crisis económica que se llevó por delante más de diez puntos de Producto Interior Bruto (PIB) y que dejó la tasa de paro por encima del 26%. Aquel día, millones de mujeres tomaron las calles de las principales ciudades convencidas de que era el momento de dar un paso adelante definitivo y reforzadas por el hecho de haber sido un factor clave para la recuperación.
Casi dos años después de aquella fecha marcada en rojo en el calendario de la lucha por la igualdad, los datos de afiliaciones a la Seguridad Social no dejan lugar a la duda: las mujeres están a la cabeza de la recuperación del empleo en España. La cifra de trabajadoras inscritas en el sistema alcanzó al cierre de 2019 sus máximos históricos y superó, por primera vez, la barrera de 9 millones de afiliadas (concretamente, 9,06 millones).
Superada la crisis
Pero el dato cobra mucha más relevancia si se tiene en cuenta que supone un incremento del 11,5% respecto al registrado justo antes del inicio de la crisis, en 2007. En términos absolutos, la Seguridad Social cuenta hoy con casi 950.000 afiliadas más que antes de la crisis, cuando España se encontraba en una etapa de crecimiento sin precedentes, con más de una década de incrementos del PIB superiores al 2% anual. Por el contrario, la afiliación masculina no ha logrado recuperar las cotas que registraba aquel ya lejano 2007.
En su caso, las mujeres ya habían superado en 2016 su registro pre-crisis. Con el último dato de 2019 ya acumulan siete años consecutivos de subida. En el caso de los hombres, el número de afiliados aún es inferior en más de 700.000 a los registrados antes de la crisis.
Desde 2012, la peor referencia para el empleo en plena crisis, la Seguridad Social ha incrementado un 18% el número de afiliados en términos relativos. En el caso de las mujeres, el avance roza el 20% desde aquella fecha, por encima del millón y medio en cifras absolutas. En el caso de los hombres, el porcentaje se reduce al 17%.
Acortan distancias
Uno de los aspectos más destacados en los últimos años es el incremento del peso femenino en el mercado. Antes de la crisis, la diferencia entre ambos sexos se iba por encima de los 15 puntos (los afiliados masculinos suponían algo más de un 57,5% del total). A día de hoy, esta distancia se ha reducido hasta los 6,6 puntos.
En los últimos dos años, todos los sectores económicos, incluidos el industrial y el agrícola, han registrado subidas de empleo femenino, un hecho que no tenía precedentes precisamente desde la salida de la crisis.
Sin embargo, los datos ocultan lo mucho que aún resta por avanzar en este terreno. Precisamente, buena parte de las reivindicaciones más extendidas en aquellas manifestaciones de 2018 que supusieron un punto de inflexión tenían que ver con cuestiones relativas al empleo.
Brecha salarial
Una de las más destacadas es el de la célebre brecha salarial. Según datos de Eurostat, correspondientes a 2018, la diferencia media de sueldos entre sexos en España se sitúa en el 14%, casi dos puntos por debajo de la del conjunto de los países miembros de la Unión Europea. La cifra es, además, notablemente inferior a la otras grandes economías del Viejo Continente. Sin ir más lejos, en Alemania supera el 20%, en Reino Unido roza este porcentaje mientras que en Francia es muy similar a la media comunitaria.
Sin embargo, España es uno de los dos únicos estados miembros (junto a Malta) en los que esta brecha se incrementó en relación con la estimación precedente. Además, la diferencia se incrementa hasta acercarse al 20% cuando se trata de trabajadores de más edad y con más años de experiencia, que suelen coincidir con los sueldos más elevados.
Asignatura pendiente
La precariedad también afecta notablemente más a las mujeres. Las cifras de Eurostat también apuntan que el 62% de los trabajadores que en España reciben menos del salario mínimo interprofesional son mujeres. Igualmente, también son las que más contratos temporales firman. El problema de elevado desempleo entre los jóvenes se agrava especialmente en el caso de las mujeres. La mayoría de las trabajadoras que han contribuido en gran medida a ese notable recorte del desempleo en España tienen más de 45 años.
El desafío de ver más mujeres en puestos de responsabilidad en las empresas, especialmente en las grandes, también presenta un margen de recorrido notable. Un escaparate son las compañías cotizadas, que en los últimos años han elevado el peso femenino en sus consejos de administración motivado por las recomendaciones de los códigos de buen gobierno, que establecen un mínimo del 30%. A día de hoy, son pocas las que lo cumplen. La media se queda por debajo del 20%.