Endesa cerró 2019 con un beneficio neto de 171 millones de euros, un 88% por debajo del registrado el año anterior, después de realizar provisiones por valor de 1.900 millones de euros relacionadas con el deterioro del valor de sus centrales de carbón y con la rebaja de la retribución para el próximo periodo regulatorio por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Sin estos efectos, el resultado ordinario se elevó un 3% respecto al de 2018, hasta 1.562 millones de euros.
Precisamente, ésta será la cifra que la compañía repartirá en concepto de dividendo, ya que la eléctrica toma como referencia el beneficio neto atribuido a la sociedad dominante para retribuir a sus accionistas.
Un 48% más de inversión
Como estaba previsto, en 2020 se mantiene un pay-out del 100%, que se reducirá al 80% en 2021 y al 70% en 2022, tal y como está contemplado en el plan estratégico.
El resultado bruto de explotación fue de 3.841 millones de euros, un 6% por encima del consignado en 2018, con lo que la empresa supera sus previsiones, enfocadas a lograr un Ebitda en el entorno de 3.700 millones de euros. Endesa aumentó un 48% sus inversiones, que se fueron por encima de los 1.900 millones de euros, frente a los 1.800 millones que figuraban en los planes de la empresa para 2019.
Impacto del hachazo retributivo
Las cuentas de Endesa se han visto condicionadas por un deterioro total de 1.873 millones de euros, de los que 1,469 se corresponden con el deterioro del valor de las centrales de carbón que la eléctrica anunció tras el pasado verano que iba a llevar a cabo al adelantar los planes de cierre de estas plantas.
Los restantes 404 millones de euros que Endesa ha provisionado están relacionados con la rebaja retributiva aprobada por la CNMC para el periodo regulatorio que acaba de comenzar y que se extenderá hasta el año 2025. En concreto, la compañía ha tenido que aplicar la provisión debido a que el recorte de las retribuciones provoca que el importe recuperable de la inversión en las unidades generadoras de efectivo de los territorios extrapeninsulares (Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla) sea inferior a su valor neto contable.
Del total de las provisiones, algo más de 1.400 millones de euros tiene impacto en la cuenta de resultados.
Escenario complicado
En una nota informativa, la compañía destaca el resultado de su desempeño en 2019 debido a determinadas circunstancias del mercado como la caída de precios de la electricidad y el gas y la subida de los de las emisiones de CO2 y la significativa disminución de la demanda eléctrica como consecuencia de la desaceleración económica.
La compañía atribuye la mejora del resultado neto ordinario al buen comportamiento del negocio liberalizado y al continuado esfuerzo de contención de costes que está llevando a cabo en el marco del plan estratégico aprobado recientemente.
Invierte un 211% más en renovables
Las inversiones brutas se han elevado hasta 2.202 millones de euros, con un especial impacto en el ámbito de las energías renovables. En este campo, el incremento ha sido del 211% en relación al año anterior. El consejero delegado de Endesa, José Bogas, recordó que la cartera de nuevos proyectos renovables de la compañía supera ya los 20.000 megawatios, de los que 5.700 cuentan ya con puntos de conexión en el sistema.
El flujo de caja operativo ha crecido un 31%, hasta 3.181 millones de euros, lo que supone un registro histórico para Endesa. La eléctrica elevó su deuda en 2019 un 11%, hasta 6.377 millones de euros, lo que Endesa atribuye precisamente al esfuerzo inversor en renovables y también en retribuir al accionista, así como a los efectos de las normas contables en relación con los arrendamientos del grupo.
No obstante, la ratio deuda/Ebitda se sitúa en 1,7 veces, una cifra que Endesa considera que le da margen suficiente para acometer las inversiones necesarias para cumplir con sus objetivos del plan estratégico en materia de energías renovables y digitalización.