Repsol se anotó al cierre de 2019 unas pérdidas contables de 3.816 millones de euros debido a las provisiones registradas en el cuarto trimestre relacionadas con la revisión del valor de sus activos, especialmente en el área de producción y también por el proceso de arbitraje con Sinopec.
Tras descontar este efecto extraordinario, el beneficio ajustado de la compañía cayó un 13% respecto al de 2018, penalizado por el descenso en los precios del petróleo y el gas natural y una menor producción.
Sube un 5% el dividendo
No obstante, el grupo que preside Antonio Brufau mantiene su compromiso de elevar el dividendo a un euro por acción en 2020, tal y como se recoge en su plan estratégico, lo que supondrá una subida del 5% en la retribución al accionista, aspecto que será sometido a votación en la próxima junta de accionistas.
La compañía también prevé llevar a su asamblea anual, a celebrar el próximo mes de mayo, una reducción adicional de un 5% del capital, mediante la amortización de acciones propias. Para poder llevarlo a cabo, Repsol pondrá en marcha en breve un programa de recompra de títulos relacionado con la operación que someterá a la aprobación de la junta.
La compañía elevó el flujo de caja un 8% durante el ejercicio e incrementó en 781 millones de euros su deuda neta, sobre todo por la compra de acciones propias, en el marco de su estrategia de remuneración a los socios.
Giro estratégico
Los resultados de Repsol se han visto condicionados por la decisión adquirida a finales del pasado año de dar un notable giro a la estrategia de la compañía para alcanzar el objetivo de ser neutra en carbono en el año 2050, en línea con las metas fijadas en el Acuerdo de París.
Repsol anunció el 2 de diciembre que procedería a una revisión del valor de sus activos, especialmente los relacionados con su negocio de upstream en EEUU y Canadá, que ha derivado en el registro de provisiones por valor de 4.849 millones de euros, según especificó la energética en un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Otras compañías del sector, como British Petroleum (BP) y la noruega Equinnor, han seguido los pasos de la española al anunciar al mercado su intención de eliminar por completo sus emisiones de gases contaminantes en sus negocios para 2050.
Penalizada por la caída de precios
A estas cifras hay que añadir la provisión de 837 millones que Repsol anunció a finales de la pasada semana en relación con el proceso de arbitraje instado por Sinopec en relación con acuerdos alcanzados con Talisman, filial canadiense de Repsol, antes incluso de ser adquirida por la empresa española.
Por líneas de negocio, el beneficio ajustado de la división de upstream (exploración y producción) descendió un 20% debido a los menores precios del petróleo y el gas natural y también un descenso en la producción, aspectos que fueron parcialmente compensados por unos menores costes de exploración y la revalorización del dólar frente al euro.
Mientras, el área de dowstream (refino, químico y comercial) reflejó una caída en el beneficio del 8%.
Deuda estable
Repsol situó su deuda neta al cierre del ejercicio en 4.220 millones de euros debido principalmente al programa de recompra de acciones que ampliará en 2020 para reforzar la remuneración al accionista mediante su posterior amortización.
En cualquier caso, la compañía destacó que su generación de caja ha cubierto por completo los pagos por inversiones, intereses, dividendos y la recompra de títulos relacionada con el script dividend (dividendo opcional en metálico o acciones) de 2019.