“Con 350 motos se condena la experiencia. El usuario verá cómo de la noche a la mañana tendrá que descargarse una aplicación y otra y otra. Para tener tantas motos como tenemos ahora en la calle deberá tener alrededor de siete aplicaciones. Esto es inviable”. El CEO de eCooltra, Oriol Marimon-Clos, resume el sentir del sector del motosharing --motos compartidas-- tras la decisión del Ayuntamiento de Barcelona de adjudicar licencias que las compañías estiman insuficientes para prestar el servicio.
ECooltra es precisamente la más afectada por la nueva normativa. Tendrá que reducir casi el 85% de las 2.300 motos que ruedan por Barcelona en estos momentos hasta 348. “Con flotas de 348 motos el servicio dista mucho de poder ser viable. Corremos el riesgo de que las 6.958 motos de sharing queden estacionadas sin moverse en la ciudad, esto es lo que queríamos prevenir”, alerta Marimon.
Licencias para tres años
El Ayuntamiento de Barcelona adjudicó el pasado 7 de febrero 6.958 licencias para motos eléctricas compartidas a un total de 21 empresas, que deja un reparto de 331 ciclomotores para cada una --ahora 348 tras la renuncia de una de las compañías--. La medida atiende al progresivo incremento de estos vehículos en los últimos cuatro años, cuando comenzó la actividad en la capital catalana, debido al éxito entre el público joven que los usa en sus desplazamientos urbanos. Entre los principales operadores sobresalen eCooltra, Yego, Acciona, Movo o Scoot.
Entre los requisitos figuran cuestiones como la protección del espacio público, la reducción de emisiones o el número de accidentes, así como evitar la concentración de las flotas en el centro. El consistorio, que comunicó ayer la adjudicación de forma oficial, ha iniciado un plazo de 10 días para que se presente la documentación, tras lo que las empresas tendrán un mes para poner sus 348 motos en la calle. Tras esto, las licencias tendrán una vigencia de tres años más un cuarto prorrogable. Sin embargo, la propia alcaldesa, Ada Colau, reconocía esta semana en Catalunya Ràdio que se han presentado “más empresas de lo previsto” al concurso.
Crítica a los "especuladores"
“Alertamos al Ayuntamiento de que no se estaban poniendo las barreras suficientes para que las nuevas empresas ofrecieran un servicio de calidad”, critica Marimon. En el mismo sentido se expresa el fundador de Yego, Tim Ougeot: “Hay un riesgo de que entren empresas que no son operadores de sharing, que no tienen experiencia en el sector o que tienen objetivos de especular”.
“No acabamos de entender que en los cuatro años anteriores había cinco operadores en la ciudad y que de la noche a la mañana se haya cuadruplicado este número”, manifiesta Luis Chen, cofundador de Movo, propiedad de Cabify, que critica la "fragmentación" del sector tras la nueva regulación.
Las empresas han manifestado su “confianza” en el Ayuntamiento de Barcelona para que resuelva la situación y revoque las licencias a aquellos operadores sin experiencia y permita aumentar la cuota de motos. Según Ougeot, el “tamaño óptimo” que debería corresponder a cada empresa debería rondar las 1.500 motos. La propia Yego tiene ahora 1.000 en la ciudad.
Retirada parcial de la flota
Sobre qué pasará con la flota sobrante, Ougeot no da pistas y se aferra a la “confianza” en que finalmente el número de licencias aumente. Sí han valorado la situación desde eCooltra: “Operamos en Madrid y Valencia, además de Lisboa, Milán y Roma, lo que nos da la oportunidad de mover motos a otras ciudades. En los últimos meses ya hemos anunciado la llegada a Hospitalet y en las ciudades y pueblos colindantes con Barcelona habrá un escenario de expansión”, asegura Marimon.
Chen también ha reconocido la "preocupación" que supone qué hacer con las motos sobrantes de Movo --ahora tienen 660 en Barcelona-- y la repercusión que tendrá en su plantilla: “Estamos en un proceso de diálogo con el Ayuntamiento para buscar formas de abordar este asunto que nos preocupa mucho por la incertidumbre que crea en nuestros empleados en Barcelona”.
“La experiencia del usuario va a ser totalmente diferente y pone en riesgo el sistema de motosharing en Barcelona porque no podrá haber una moto a dos, tres o cinco minutos de distancia. Uno de los peligros más grandes es que la gente vuelva al vehículo privado, cosa que se estaba logrando”, sentencia Ougeot.