La operación de compra de la división ferroviaria de Bombardier por parte de Alstom no llevará aparejada planes de reestructuración laboral. “Contamos con todos los trabajadores de ambas compañías, todos harán falta para afrontar la cartera de pedidos que tenemos”, aseguró el presidente y consejero delegado de Alstom, Henri Poupart-Lafarge, en una conferencia para explicar los pormenores de la operación del año en el sector.
Ambas empresas cuentan con numerosos centros de trabajo en España, especialmente la compañía francesa, para la que trabajan cerca de 2.000 personas en el país, principalmente en la planta situada en Santa Perpètua de Mogoda, cerca de Barcelona. Los últimos días han sido tensos mientras se sucedían los rumores sobre una posible operación que ha terminado por concretarse aunque aún tendrá un largo recorrido, superior a 12 meses, hasta que se pueda cerrar definitivamente.
Alstom descarta recortar empleo por la compra de Bombardier / CG
Operación ofensiva
Sin embargo, Alstom ha querido dejar claro desde el primer momento que el empleo no sufrirá las consecuencias de la adquisición. Al menos, durante los primeros años. “Ésta no es una operación defensiva, destinada a obtener sinergías de costes a través de reestructuraciones de plantilla; todo lo contrario, es un movimiento ofensivo en el contexto de un mercado en crecimiento”, señaló Poupart-Lafarge.
Bien es cierto que el fabricante francés ha dado numerosos detalles económicos sobre la adquisición de Bombardier Transportation y, entre ellos, se encuentra el de las sinergias previstas en la operación, que ascenderían a unos 400 millones de euros pero que, en todo caso, comenzarían a aflorar a partir del cuarto año.
“En el caso de que la intención fuera proceder a una reducción de plantilla, los ahorros de costes aflorarían prácticamente desde el primer momento, una vez asumidos los gastos del recorte”, señala a Crónica Global un consultor en fusiones y adquisiciones.
Competir con CRRC
Incluso, los efectos desde el punto de vista de la cuenta de resultados tampoco serán inmediatos. Alstom prevé un crecimiento a doble dígito del beneficio por acción pero a partir del segundo año desde que se materialice la operación.
La ofensiva a la que se ha referido el primer ejecutivo galo tiene un claro punto de mira: la compañía estatal china CRRC, cuya posición de indiscutible liderazgo en el mercado ha llevado a Alstom a una constante búsqueda de opciones para ganar tamaño. En Bombardier ha encontrado un aliado que, además, tiene una notable presencia en el gigante asiático.
La compañía resultante tendrá una potencial cartera de pedidos de 75,.000 millones, de ahí que el presidente de Alstom se haya apresurado a aseverar que toda la fuerza laboral va a ser necesaria.
El papel de la transición energética
La apuesta de Alstom tiene que ver igualmente con un mercado para el que se espera un crecimiento notable en los próximos ejercicios, de entre el 3% y el 5% anuales, relacionado con los objetivos medioambientales que tienen que ver con la transición energética y la descarbonización de la economía. Un movimiento en el que Europa está a la cabeza del mundo y en el que el ferrocarril está llamado a representar un papel fundamental, como medio de transporte electrificado, que contribuye a reducir la emisión de gases contaminantes.
La opinión generalizada en el sector es que la complementariedad entre ambas compañías es notable, tanto desde el punto de vista geográfico como industrial, lo que también facilita que, por el momento, no se contemplen ajustes laborales. El presidente de Alstom se limitó a señalar potenciales reestructuraciones en las cargas de determinadas fábricas.
La principal tensión desde el punto de vista del empleo estaba localizada en Reino Unido, donde ambas empresas cuentan con plantas de montaje en lugares próximos entre sí. Sin embargo, incluso en este caso Poupart-Lafarge descartó consecuencias para las respectivas plantillas.
París, manos a la obra
En cualquier caso, la complementariedad de Alstom y Bombardier Transportation parece notablemente superior a la que la francesa tenía con la alemana Siemens, con la que también llegó a un acuerdo para fusionar sus negocios ferroviarios aunque la maniobra fue vetada por la Comisión Europea al considerar que la posición de dominio del grupo resultante alteraría las normas de competencia y elevaría los precios.
En este caso, la compra de Bombardier Transportation por parte de Alstom también tendrá que superar el examen de Bruselas en materia de competencia, aunque los expertos prevén muchos menos problemas que en el caso de la operación con Siemens. Por si acaso, el Gobierno francés ya se ha puesto manos a la obra para evitar que suceda algo parecido. El ministro galo de Economía, Bruno Le Maire, se entrevistará en las próximas horas con la vicepresidenta comunitaria Margrethe Vestager para abordar este asunto.
Lo que no faltará será tiempo para comprobar si los compromisos del presidente de Alstom son reales. En el mejor de los casos, la operación no será efectiva hasta mediados del próximo año debido a los numerosos trámites administrativos y societarios que son necesarios para cerrar la transacción.