El Hermitage de Rusia responde a la negativa del gobierno municipal de Barcelona, que comanda Ada Colau, de autorizar la construcción y apertura de una subsede en el Puerto de Barcelona. La pinacoteca y museo de antigüedades, uno de las mayores del mundo, ha dejado claro que no irán a las ciudades a las que no son bienvenidos.
Así lo ha verbalizado Mikhail Piotrovsky, director del Hermitage, en un requerimiento informativo de este medio. El también profesor ha señalado de forma elegante que el museo "está dispuesto a mostrar sus colecciones y experiencia por todo el mundo, pero jamás lo impondrá a nadie y está acostumbrado a una actitud cortés". El complejo museístico situado a las orillas del río Neva en San Petersburgo (Rusia) ha aportado más detalles de su relación con Barcelona. "Unos años atrás (en 2012), se planteó al Hermitage crear un centro-satélite en Barcelona, similar al Hermitage-Ámsterdam; Hermitage-Kazan y el Hermitage-Italia. El museo aceptó la invitación, y en esa ocasión se firmaron acuerdos con el Gobierno catalán y la ciudad de Barcelona".
Falta de cortesía
"Desde entonces --ha continuado Piotrovsky--, el Hermitage no ha tenido contacto alguno con las autoridades de Barcelona, como ocurre hasta hoy, cuando no existen contactos". Según el director de la icónica pinacoteca, el equipamiento, que ocupa seis edificios, "está acostumbrado a un trato cortés" por parte de las instituciones, en una sugerencia al mal trato que le habría dispensado el Ejecutivo local de Barcelona, que comandan Barcelona en Comú y PSC.
La respuesta del Hermitage de San Petersburgo ha llegado tras conocerse esta semana que el Ayuntamiento de Barcelona no avalará la construcción de una subsede de la pinacoteca en la zona de la Nueva Bocana del Puerto de Barcelona. Esgrime el Ejecutivo local posibles problemas de movilidad, peligrosidad tras el temporal Gloria --que se ha cebado con el litoral barcelonés--, falta de viabilidad y proyecto cultural.
Malestar vecinal y empresarial
El no municipal a la galería de arte, que avaló el malogrado Jorge Wagensberg antes de su muerte, ha caído como un obús entre el tejido vecinal y empresarial de la ciudad. La plataforma Més Cultura per Barcelona lamentó ayer una "decisión ideológica" del bipartito sociocomún que gobierna Barcelona y emplazó a las fuerzas políticas con representación en el Ayuntamiento a trasladar la decisión al plenario.
Mientras ello ocurría, los rivales de la capital catalana ya han empezado a mover ficha. Lo ha hecho Madrid, que por boca del Ayuntamiento ha manifestado que "negociará" con los promotores del Hermitage Barcelona para que lo trasladen a la capital si lo ven viable. En paralelo, otras ciudades como Valencia, Málaga o Lisboa (Portugal) toman también posiciones.