El destino de la fábrica de Continental Automotive Spain en Rubí (Barcelona) se conocerá en un máximo de seis meses, esto es, en mayo. Es el periodo que ha fijado la compañía alemana para negociar el futuro de la planta, afectada por la reestructuración de la multinacional de automoción en su objetivo de mejorar la competitividad a largo plazo.
El comité de empresa prepara respuestas para todos los escenarios. De hecho, el viernes se reunió para abordar las noticias de las últimas horas: Rubí no entra en los planes de la multinacional, como el jueves explicó personalmente a los trabajadores un directivo de Continental. En esta fábrica hay 760 empleados, casi todos mujeres, con una edad media de 45 años.
Cambio de actividad o venta
Todo está abierto en la mesa de negociaciones. La intención principal de la plantilla es mantener el empleo, aunque sea con “otro tipo de actividad” o “en otras divisiones” de la multinacional, según confiesan fuentes de los trabajadores. Nadie descarta tampoco que la fábrica termine en manos de un tercero, que es la sospecha de los sindicatos. El peor de los escenarios posibles, sin duda, es el cierre.
La factoría rubinense produce básicamente pantallas y controles analógicos para la industria de la automoción, unos de los componentes más afectados por la evolución del sector. Continental ha reconocido que la digitalización de la fábrica de Rubí es costosa, aunque con el cambio se mantendría en beneficios. “Mínimos”, eso sí, por lo que la multinacional considera que, en estos momentos, es mejor invertir en lugares donde la mano de obra es más barata y las ganancias, más abundantes.
Reducción de costes
La cuestión, según estas fuentes, no es que falte trabajo, sino que la compañía quiere mejorar la competitividad, lo que se traduce en reducir costes llevando la producción a otros lugares. De hecho, la planta vallesana mantiene un contrato con BMW. Y es “solvente y competitiva”.
Los trabajadores entienden que los cuadros eléctricos que producen irán a la baja con la expansión del coche eléctrico, pero por ello exigen a la empresa que invierta en la fábrica para adaptarla al futuro. Insisten los representantes de los empleados en que a la multinacional le sale más a cuenta marcharse a otro país que digitalizar esta fábrica.
La mitad de la plantilla vive en Rubí
Con todo, el comité de empresa planteará todas las alternativas posibles para asegurar su continuidad. No hay que olvidar que esta planta se ha caracterizado en los últimos años por su volumen de ideas para mejorar la actividad --generar ahorro de costes, optimizar procesos y mejorar la calidad de los productos--. Es más, ya ha vivido otros tiempos difíciles, incluido un ERE con reestructuración de plantilla y una reducción salarial “a cambio de un plan de garantía de futuro”, en palabras de la presidenta del comité, Nuria Requena (UGT). La situación es delicada.
Además, el futuro de la fábrica de Continental en Rubí tiene en vilo a la economía catalana y, especialmente, al municipio barcelonés. Más de la mitad de la plantilla reside en la ciudad, mientras que el resto procede de localidades vecinas como Sabadell, Ripollet, Badia del Vallès, Cerdanyola del Vallès y Barberà del Vallès.
El Ayuntamiento de Rubí intermediará
En este sentido, la alcaldesa rubinense, Ana María Martínez (PSC), ha fijado como prioridad “salvaguardar” los puestos de trabajo de sus 400 vecinos. Se reunirá con Continental y con el Consell Comarcal del Vallès Occidental por el “impacto” que tendría el cierre de la fábrica. En todo caso, ha garantizado el acompañamiento a los trabajadores tras mantener un encuentro con algunos de los afectados.
Finalmente, ha establecido contacto con el Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias, liderado por Chakir El Homrani, con la finalidad de coordinar posibles acciones que sirvan “para defender políticas industriales que eviten posibles deslocalizaciones”.