A los más jóvenes ni les sonará la marca, pero los que ahora rondan la cincuentena, o incluso la superan, se cansaron en la década de 1980 de ver sudaderas, camisetas y demás productos Amarras por todas partes. Era una de las firmas de referencia de los pijos de entonces, esos que decían "te lo juro por Snoopy" y cosas similares; como lo fueron también Privata, una firma catalana; Liberto y Bonaventure. Todas ellas acabaron desapareciendo. O casi.
Al menos hasta ahora, porque Amarras ha vuelto, con su inspiración marinera y su clásico logo de la A. Y lo ha hecho este mismo año 2019. Desde 1978, cuando surgió, hasta 1996 la marca estuvo viva y llegó a gozar de una popularidad sin precedentes para una firma de ropa y complementos española. Por entonces, en un tiempo en el que internet no era ni un futurible y el comercio on line solo ciencia ficción, Amarras llegó a tener más 40 tiendas repartidas por toda España y sus productos eran habituales en otras, como El Corte Inglés. También se expandió por México, Puerto Rico y Estados Unidos, pero llegaron las vacas flacas y en 1996 desapareció.
Primer intento
Años más tarde, en 2012, hubo un intento de reflotar la marca, que incluso abrió una tienda en Madrid en la calle Gaztambide, pero la cerró al poco. Y hasta ahora, puesto que en 2019 los herederos del José Ynclán, fundador de Amarras, que son sus tres hijos, se han propuesto devolver la firma al sitio en el que estuvo durante la década de 1980, pero con las condiciones de comercio actuales.
Así, Amarras vende en internet desde el pasado mes de enero y acaba de abrir tienda en Madrid hace solo unos días, esta vez en la calle Lagasca, 33, en el mismo local en el que Amarras inauguró la primera tienda tras su creación en 1978. Los actuales responsables de Amarras saben que lo retro está de moda, y más lo que ya caló hace años, y confían en regresar a la senda del éxito. Una de las cosas que más les ha animado es el hecho de que algunos productos Amarras de los 80 se venden ahora en la red a precios altísimos.
Comercio electrónico como punto de partida
Javier Ynclán, director general de la nueva Amarras, justifica su desaparición afirmando que su padre se fue haciendo mayor y, como Amarras no era su negocio principal, acabó cayendo en el olvido y desapareciendo. Tras ese intento baldío de relanzar la firma hace unos años, Amarras ha retomado en 2019 el camino de su relanzamiento, vendiendo prendas sueltas de sus diseños más clásicos de antaño, que fabrica entre España, Portugal y China, y apostando por el comercio electrónico y su recién reestrenada tienda madrileña, que cambiará de ubicación el próximo mes de enero, dejando el local de 180 metros de la calle Lagasca por otro un poco mayor anexo.
Amarras quiere vestir a todo el mundo: mujeres, hombres, niñas y niños, y tiene buena parte del camino andado con quienes recuerdan la marca de su juventud. Lo más complicado será convencer a las nuevas generaciones.
Partido a partido
La idea es la misma del Cholo Simeone y su “partido a partido”. Es decir, los hermanos Ynclán quieren explorar las posibilidades de la marca, aumentar el catálogo poco a poco y presentar uno nuevo la próxima primavera, lo que les permitiría comenzar a distribuir en multimarca a partir de septiembre de 2020, una vez que la primera nueva colección en catálogo ya haya estado presente en el mercado. Así, si todo sale como esperan, se plantearían crear franquicias en 2021.
Por el momento, han encontrado una buena respuesta vendiendo en internet desde el pasado enero. Incluso tienen clientes fuera de España, en países como Francia, Italia y Estados Unidos, donde la marca ya estuvo presente en los 80.
Privata, desde Cataluña para todos los pijos de España
Otra de las firmas pijas de los 80 fue Privata, una marca catalana que nació en 1925 como Privat y que por entonces y durante muchos años comercializaba exclusivamente ropa de trabajo. Décadas después, sus responsables comenzaron a dar salida a su stock de prendas laborales reutilizándolas para oros fines, hasta que en 1973 surgió Privata como tal, con su triángulo característico como logo. Vamos, que en los 80 le quitabas la marquita al jersey de un pijo y era capaz de llamar a los geos.
Privata también volvió tras los 80, cuando competía con Amarras por ver cuál de las dos marcas era más pija y arrastraba a más fieles. Actualmente está presente en diferentes tiendas multimarca de toda España y vende fuera en países como Francia y Portugal.