Los despidos masivos en WeWork cada vez están más cerca de hacerse realidad. El equipo directivo de la compañía se reunirá a finales de la semana vigente para, probablemente, afrontar la reestructuración de la plantilla y comunicar cuántas personas se quedarán sin empleo, con la justificación --por parte de la compañía de alquiler de oficinas-- de mejorar su eficiencia.
El presidente de WeWork, Marcelo Claure, comunicó a los trabajadores que a mediados de noviembre comenzarían las cancelaciones de contratos laborales, aunque no especificó ni el día exacto ni la cantidad. Las informaciones aparecidas sobre este procedimiento, sin embargo, apuntan a que podrían ser cerca de 4.000 despidos los que se lleven a cabo. Un tema que estará presente, sin duda, en la reunión de la junta directiva de WeWork del próximo viernes.
Prioridad: el cliente
La reestructuración que vivirá la compañía está motivada por la debilidad económica de la misma, misma razón que le impidió salir a bolsa de Estados Unidos --Nasdaq--. El presidente de WeWork comunicó a los empleados que la compañía debía mejorar su eficiencia y centrarse en los clientes para crecer. Y ello "requiere cambiar el equipo" para que "coincida con nuestra prioridad centrada en el cliente", aseguró en un escrito según publicó la CNBC.
Esta fue la explicación que la cúpula directiva ofreció a los trabajadores de WeWork, después de que estos conocieran los planes de la compañía por los medios de comunicación. Claure aseguró que la reducción de plantilla era una medida "difícil" de llevar a cabo pero "necesaria", y aseguró que trabajaban para "implementar estas acciones de una manera que respete y reconozca el servicio de nuestros colegas".
Despidos escalonados
La puesta en marcha de esta iniciativa podría empezar por despedir de 2.000 a 2.500 empleados en su negocio principal de alquiler de espacios de oficinas, según informó The New York Times.
Se espera que otros 1.000 empleados sean despedido cuando WeWork venda o cierre negocios no esenciales, como una escuela privada en Manhattan, mientras que otros 1.000 empleados de mantenimiento de edificios serían transferidos a un contratista externo.