Sacyr ha aprovechado el tirón de las concesiones en los nueve primeros meses del año, hecho que dispara el beneficio del grupo de infraestructuras el 12,2% hasta los 122,08 millones de euros. La facturación crece en la misma línea y supera los 3.032 millones, mientras que el avance del beneficio bruto (Ebitda) es del 31,6% hasta los 492 millones.
La compañía presidida por Manuel Manrique afirma en un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que el resultado obtenido en el tercer trimestre “refrenda el éxito de la estrategia” que ha aplicado en los últimos tiempos. La priorización de las concesiones --el 77% de los ingresos vienen de estos activos-- y una disciplina financiera férrea, junto a la búsqueda de la máxima rentabilidad en todos los proyectos que inicia y la expansión internacional en mercados con un negocio estable.
Negocio internacional
Cabe tener en cuenta que los ingresos futuros previstos se sitúan en los 42.616 millones hasta septiembre. El 72% de todas estas entradas de capital presupuestadas se obtienen de contratos en el extranjero.
Es por este motivo que la división de Ingeniería e Infraestructuras es la que reporta los avances interanuales más acusados. Su actividad se ha disparado el 76%, muy por delante del refuerzo en Servicios, que se queda en el 24%, y en las Concesiones puras que avanzan el 20% respecto a mismo periodo del año anterior.
La rentabilidad media de todos los negocios, que se mide con el margen de Ebitda, crece el 17%. Ha pasado del 13,8% al 16,2%.
Más deuda pero menos corporativa
Sacyr cierra septiembre con una deuda neta del grupo situada en los 4.634 millones. Ha incrementado si se comparan con los 4.045 millones reportados en diciembre de 2018 y se justifica por las “inversiones para desarrollar nuevos proyectos concesionales”.
El pasivo corporativo con recurso sí que ha descendido. Ha pasado de los 1.138 millones al cierre del ejercicio pasado a los 1.082 millones, cifra que se prevé reducir en los próximos meses.
Venta de activos
Para mejorar esta partida, la empresa de infraestructuras está sumida en una estrategia de rotación de activos que se considera que no forman parte del core del negocio. En los primeros meses del año ha vendido su participación en la concesionaria de autopistas española Itínere a Corsair por 202 millones y se ha quedado con una posición de control en siete activos chilenos. Ha colocado el 49% del capital y la deuda correspondiente por 440 millones.
Tras el cierre del tercer trimestre ha pactado la venta del 47,5% de Guadalcesa por 220 millones y obtendrá otros 150 millones de nueve plantas energéticas. De nuevo, ambas operaciones incluyen la deuda asociada.