El lobby del sistema de reciclaje SDDR (Sistema de Depósito, Devolución y Retorno), liderado por la multinacional noruega Tomra y apoyado por un entramado de asociaciones seudomedioambientales, no obtiene en España los resultados esperados.
Hace tres años, Tomra, principal fabricante europeo de las máquinas del SDDR, anunció su intención de instalar 15.000 equipos en España, según un informe remitido a los inversores. Pero de momento, no ha puesto ninguna.
El mercado español, en el aire
En los últimos meses, el SDDR en España ha desaparecido por completo de los informes de la multinacional, una decisión que obedece principalmente a los casos de corrupción que salpican al entorno de Tomra y al entramado de asociaciones creadas para lucrarse con este sistema, de acuerdo con las fuentes consultadas por este medio.
Tomra se está replanteando su presencia en España. Así lo evidencia el último informe cuatrimestral difundido por la compañía cotizada, que dedica una página completa a contar las iniciativas que la compañía lleva a cabo para instalar en los próximos años las máquinas de depósito y retorno de envases en nuevos mercados, entre los que menciona a Portugal, Inglaterra, Escocia, Australia y, más recientemente, en Francia, pero no a España.
Daño reputacional
¿Por qué ha desaparecido el mercado español de los informes de Tomra? Los expertos apuntan varias razones.
La primera es el daño reputacional que ha ocasionado a Tomra las sospechas que salpican al lobby del SDDR; la segunda es la firme oposición a la implantación de este sistema del pequeño comercio, las grandes superficies y varias asociaciones de consumidores, y la tercera es la estructura administrativa y la dispersión geográfica del territorio español.
Las dudas que genera Retorna
En España, la trama comercial creada en torno al lobby del SDDR está liderada por Retorna, una asociación sin ánimo de lucro integrada por organizaciones ecologistas y el sindicato CCOO (UGT decidió abandonar la organización tras las denuncias de corrupción). Hay constancia de que Tomra financió Retorna con al menos 200.000 euros en 2016, y más de 150.000 euros en 2017.
El director de Retorna es Miquel Roset. Lo primero que llama la atención es que alguien que ocupó un cargo directivo en Tomra antes de 2011 lidere después la supuesta ONG (Retorna) que defiende el SDDR para que se lucre la compañía (Tomra) en la que antes estuvo como empleado. Y todavía ha generado más sorpresa que el responsable de esta supuesta asociación ecologista pueda permitirse el lujo de adquirir un chalé en Pedralbes, uno de los barrios residenciales más lujosos de Barcelona. La vivienda unifamiliar, que es 100% de su propiedad, cuenta con una parcela de 343 metros cuadrados. En esa zona, el precio de una vivienda de esas características se sitúa por encima del millón de euros.
Sancionada por prácticas monopolísticas
Tomra es una multinacional noruega fundada en 1972 que cotiza en la Bolsa de Oslo y en otros mercados europeos. Su facturación anual supera los 700 millones de euros, y sus beneficios en los últimos ejercicios se mueven entre los 70 y los 100 millones de euros anuales. Esta compañía fue condenada en 2010 por la Unión Europea por prácticas monopolísticas, y tuvo que pagar una multa de 24 millones de euros. De sus principales magnitudes financieras destaca el sólido crecimiento de sus ingresos en los últimos ejercicios, pero también sus "dificultades para crecer en el área de reciclaje en los mercados del viejo mundo", tal y como señala en uno de sus últimos informes trimestrales.
Tras su implantación en Alemania en 2003, han instalado máquinas de reciclaje en Lituania y Croacia. Algunos grandes países europeos que encargaron informes técnicos y estudiaron la posibilidad de establecer obligatoriamente el SDDR, lo han rechazado. En España, de momento, tan solo se ha puesto en marcha alguna prueba piloto, con escaso éxito. En dos de esas experiencias, las que se celebraron en Cadaqués y Pamplona, sus organizadores (Retorna y Tomra) tuvieron que amañar los resultados para no tener que reconocer su fracaso.