España está a punto de alcanzar los 47 millones de habitantes. De estos, 18,5 millones han estado a régimen alguna vez en su vida y 11 millones se han puesto a régimen durante el último año, según indica un estudio elaborado por el comparador de seguros Acierto.com. El 45% de los encuestados habían probado más de una dieta y el 60% reconoció haber optado, alguna vez, por lo que se denomina “dieta milagro”.

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), dependiente del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, detalla en su web los signos que permiten identificar una dieta milagro. Herbalife, empresa de origen estadounidense fundada en 1980, cumple, según Alba Santaliestra, dietista, secretaria del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, presidenta del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Aragón y, además, presidenta Comité Científico de la Academia Española de Nutrición y Dietética, “muchos de estos signos: prometen resultados rápidos, aconsejan productos dietéticos a los que se les atribuyen propiedades mágicas, promueven productos dietéticos que ellos mismos venden y que son caros, e incluyen historias, fotos o testimonios para aportar credibilidad a los efectos beneficiosos de sus productos”.

Máquinas expendedoras de productos Herbalife / HERBALIFE

Los productos Herbalife, tóxicos para el hígado

“Este tipo de alimentación no implica un cambio de hábitos, sino que promueve un estilo de vida basado en sus productos, con un alto contenido en proteínas que provoca desequilibrios, y de los cuales se ha comprobado su toxicidad recientemente”, añade.

Precisamente, este verano Herbalife tomó especial relevancia en los medios de comunicación tras la (anónima) denuncia en Twitter de una supuesta doctora que explicaba el caso de una paciente de 63 años, que había llegado a urgencias con una serie de síntomas inexplicables, cuando ni había bebido alcohol, tampoco consumido drogas y no se medicaba de forma habitual. Tras realizar un estudio de laboratorio, se comprobó que su hígado estaba fallando. La paciente, según explicó, llevaba diez semanas consumiendo productos Herbalife para bajar peso. Había logrado perder ya 9 kg. El tratamiento consistía en dos batidos al día de suplemento dietario en polvo. Diagnóstico: hepatotoxicidad.

Este tipo de dieta, que promueve Herbalife, “no es adecuada ni saludable. Por un lado, por la excesiva carga proteica que supone para el organismo a nivel renal y hepático. Por otro lado, de forma reciente se ha demostrado su toxicidad a nivel de hígado tras su consumo, por lo que de ninguna forma es una dieta buena para la salud”, afirma, tajante, la secretaria del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, Alba Santaliestra.

De la misma opinión es Ana Bergua, enfermera y dietista en ejercicio. “No se puede mantener mucho tiempo su ingesta porque no sería saludable. Además, es importante dejar claro que para adelgazar no es necesario incorporar ninguno de los productos que comercializa esta marca a la dieta. No digo que no se pueda producir una pérdida de peso al ingerirlos, pero son completamente innecesarios. Estos productos tienen una cantidad de nutrientes que supuestamente sustituirían a los de una comida. Sin embargo, son más caros, son peores en cuanto a sabor y no forman parte de la alimentación normal de las personas”.

Adelgazar sin esfuerzo, el mayor objeto de deseo

Con presencia en 95 países y más de tres millones de distribuidores de sus productos, Herbalife es, para la nutricionista Ana Bergua, “un negocio de venta de productos de nutrición, los llamados productos milagro, que, obviamente, no lo son. Su éxito reside, precisamente, en esa promesa de adelgazar sin esfuerzo, el mayor objeto de deseo de nuestro primer mundo”.

Reconoce, eso sí, que “Herbalife tiene un envoltorio bonito y con apariencia de saludable, con unos asesores con buenas técnicas de venta y muy cercanas, pero cuyos conocimientos de nutrición deberían ser valorados, y una gama de productos totalmente innecesarios para perder peso que son el objeto de ese negocio”.

Sede de la empresa de origen estadounidense, Herbalife / HERBALIFE

Una legión de asesores nutricionales sin formación

Habla esta dietista de asesores. Son, tal y como se puede comprobar en redes sociales, especialmente en Instagram, legión. Algunos acumulan miles de seguidores y narran su día a día consumiendo los productos de la marca, o vendiendo las bondades de trabajar, desde casa e incluso desde la playa y sólo con un móvil, como distribuidor de productos Herbalife.

Estas personas que promueven la ingesta de productos Herbalife “se autodenominan profesionales de la nutrición o de la alimentación, pero la realidad es que no tienen la formación universitaria en nutrición humana y dietética, que es la que habilita para pautar la alimentación de grupos de personas sanas y/o con enfermedades específicas, según la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias. Es, por tanto, un caso claro de intrusismo profesional”, denuncian desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas.

“El intrusismo en la nutrición es espantoso, es nuestra principal lucha. Las herboristerías, las cadenas como Herbalife, internet –por supuesto-, las modas… Hace no muchos años la dieta Dukan provocó estragos en la salud de muchas personas. En los medios de comunicación se hablaba de ella como de la gran solución, a pesar de que es una bomba para el hígado y el riñón”, comenta, con pesar, Ana Bergua.

Para la Academia Española de Nutrición y Dietética, tener a miles de personas asesorando sin formación e incitando a consumir productos Herbalife “no sólo no es ético, sino que es un problema de salud pública. Sepan o no de nutrición, sin saber el estado de la persona que va a tomar los productos, es una irresponsabilidad recomendar algo de eficacia incierta. O incluso si esto se hiciera en una consulta privada, ofrecer productos de eficacia incierta es un problema que atañe a la ética profesional y también a la asistencia pública. Hay que tener en cuenta que, si esto se quisiera hacer en el sistema público, se testearía estos productos adecuadamente para valorar su eficacia y seguridad, justamente para no incurrir en un gasto público directo”.

Lucha contra el intrusismo profesional

Para luchar contra este tipo de dietas promocionada por personas sin formación específica, “es primordial regular todo tipo de publicidad asociada a productos y complementos alimenticios, así como las personas que los publicitan”, explica Alba Santaliestra. Pese a que es consciente de la complejidad que supone controlar toda la información difundida en redes sociales, “es importante que sea una prioridad en las políticas de salud pública, ya que afecta a la salud de los consumidores y usuarios”, asevera esta profesional del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas. Cree necesaria, además, “la regulación clara de las personas que pueden dar pautas de nutrición y dietética, siendo solamente los dietistas-nutricionistas aquellos que puedan orientar, guiar y pautar la alimentación para los diferentes grupos de población”.

Sobre la venta de estos productos, el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas apuesta por que “las autoridades gubernamentales censuren la venta de productos sin base científica y de los que se hayan comprobado sus efectos negativos para la salud”.

Una mujer acude a la consulta de una dietista / PIXABAY

Sin embargo, y a pesar de la dificultad que entraña regular la venta y publicidad de estos productos, parece que lo más difícil de llevar a cabo es “la alfabetización sanitaria. Tenemos que lograr que los potenciales usuarios de estos productos comprendan a qué se exponen y digan no”, consideran desde la Academia Española de Nutrición y Dietética. 

Para ello es importante, en opinión del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, “incluir la formación en nutrición humana y dietética desde la primera infancia y de forma permanente, algo que permitiría adquirir las bases de los conocimientos para generar ciudadanos y consumidores críticos”.

“Los productos milagros no resuelven el problema”

Coincide la dietista Ana Bergua, en que, ante la falta de regulación pública, “es necesario apelar a la responsabilidad de los usuarios. Nos agarramos al clavo ardiendo de este tipo de dietas porque no estamos dispuestos a realizar el esfuerzo de comer mejor. No hablo de la persona que tiene una patología que le impide perder peso en condiciones normales, que también los hay. Me refiero a la mayoría de los clientes de una consulta de nutrición, que la única dificultad que tienen es compaginar su dieta con un ritmo de vida acelerado y con un mercado repleto de alimentos no tan sanos. Los productos milagros les proporcionan una huida hacia delante, pero no les resuelven el problema, casi siempre lo agravan. Porque la verdad es que, finalizado el tratamiento de los batidos, vuelven a la dieta que tenían antes, esa que los llevó al sobrepeso. Y, lamentablemente, mientras haya quien confíe en vendedores de felicidad enlatada, no desaparecerán del mercado”.