No nos engañemos. Emprender no es fácil ni a los 20 ni a los 50, pero la sociedad actual ha relegado al ostracismo laboral a los que superan cierta edad. Por eso, el consultor Fernando Lallana y la experta en coaching Ana Virtudes abordan el estigma que supone cumplir años en el mercado laboral con su obra Abuelos. Nunca es tarde para emprender (Alienta Editorial, 2019). Un libro que, lejos de vender la receta del éxito, busca visibilizar las dificultades con las que topa un colectivo discriminado y que todavía tiene mucho que aportar.
--¿Qué le diría a alguien con más de 50 años que se ha quedado sin empleo?
--Fernando: Que tienen o pueden tener una serie de fortalezas y ventajas con respecto a personas más jóvenes. Es verdad que con la edad uno puede experimentar un deterioro físico, pero se pueden desarrollar otras competencias. Inteligencia emocional y un sentido más profundo de la vida. Competencias intrapersonales e interpersonales que pueden situar en un plano de ventaja frente a los demás, y que son extrapolables a la actitud necesaria para sacar adelante un proyecto empresarial.
--¿Por dónde empezar?
--Fernando. Pensamos que el emprendimiento puede ser una vía para seguir vinculado al mercado de trabajo porque existe un conocimiento, un talento y una experiencia que se ha acumulado a lo largo del tiempo. Deben encontrar estímulos y fortalezas. Además, la responsabilidad del legado hace que se vean las cosas de otra manera. Eso hace que puedan identificar una necesidad de mercado que alguien más joven no vería.
--¿Hacia qué sectores se podría orientar?
--Fernando. Ahora el consumo y ocio se empiezan a dirigir a las personas mayores. Quién mejor que una persona con ciertos años para saber los hábitos o gustos de alguien de su misma quinta. El grueso del consumo se está elevando en términos de pirámide de edad.
--Los parados de larga duración son los de edad más avanzada. ¿Qué es lo que lleva a un empresario a no contratar a una persona de más de 45 años?
--Fernando. Los datos son muy claros. Solo el 4% de las empresas de nuestro país tienen políticas activas de contratación de mayores de 45. En España hay más de un millón de personas de esas edades que buscan trabajo y seis de cada siete están convencidas de que no van a volver al mercado de laboral. Por eso la sociedad tiene que reflexionar. El aumento de la esperanza de vida, la viabilidad del sistema de pensiones, la inversión de la pirámide de edad que, por fuerza, nos va a obligar a repensar el modelo de esta discriminación que se produce en la actualidad.
--Ana. Está sociedad no está en disposición de perder tanto talento. Necesitamos gente que cotice, que pague impuestos. A personas de 50 años no se las puede relegar a su casa. La sabiduría la aportan los años de experiencia.
--¿Cómo se ha llegado hasta aquí, a considerar que alguien que está cerca de los 50 ya no es válido?
--Fernando. En muchas ocasiones, por simple coste. Para no hacer frente a la antigüedad laboral, por ejemplo, en sectores como la banca, donde las prejubilaciones abundan. Debería existir otra opción, o programas que permitan que la gente no se quede en el sofá. Hay un talento que la sociedad del conocimiento, como se le llama hoy, no puede desperdiciar. Teniendo en cuenta que los 50 de ahora no son los 50 de antes. La legislación debería hacer compatible recibir una cierta prestación de jubilación con mantener algún tipo de actividad, porque al final también beneficia al sistema.
--Ana. Se ha alargado el periodo de vida en casi 20 años, pero sin embargo la edad de jubilación sigue siendo la misma, cuando la calidad de vida es mucho mejor y la persona está en condiciones de hacer otro tipo de cosas que antes no podía.
--La publicidad obvia a los consumidores que pasan de los 50.
--Fernando. No es el único ámbito. Cuando hablas con la administración o con entidades, parece que solo se dirigen a los jóvenes. ¿Pero qué pasa con alguien de 57 años, por ejemplo? El problema es que muchas veces las propias personas han caído en la trampa de creerse que el valor solo se encuentra en la juventud. De hecho, las tasas de éxito del emprendimiento senior están entorno al 70% mientras que la media se queda en el 30%. España es uno de los países con más mortandad empresarial.
--Ana. Futbolistas, cantantes, actrices, políticos. Lo que vende es gente joven y que triunfe rápido --se vende una imagen, apunta Fernando--. El emprendedor senior quizá triunfa a más largo plazo, pero tiene más éxito.
--Pero se encuentran con una serie de barreras como pedir un crédito y que no se lo concedan, por culpa de la edad.
--Ana. Es por culpa de no haber fomentado la visibilidad. Se habla de discriminación por sexo, pero no olvidemos que tras esta y el racismo, la edad es la tercera causa. Por eso hay que luchar para que las personas que consideren que su vida laboral no ha terminado pese a llegar a unos años, puedan continuar.
--¿Implementación de políticas públicas para subvencionar la contratación de parados que superen cierta edad?
--Fernando. Se trata de que el sistema de ayuda al emprendimiento se abra a todas la franjas de edad, no sólo a los jóvenes. La formación también.
--¿Habéis detectado algún ámbito dónde estas personas puedan encajar mejor?
--Ana. Hay sectores donde no se nota tanto la discriminación por edad. Por ejemplo, los médicos, o un piloto de avión ¿Por qué en otras empresas no? Las personas pueden adaptarse al cambio.
--Fernando. En situaciones límite se nota que la edad cuenta. Por ejemplo, en una operación de vida o muerte de un ser querido, ¿quién quieres que te opere: alguien de 25, que acaba de empezar, o un profesional de 60 años?
--¿Se reduce a una cuestión económica?
--Fernando. En sectores como la banca sí. Se avanza hacia el ámbito electrónico y el personal adelgaza pero, ¿por qué se prescinde siempre del mayor? También por una cuestión de imagen ¿Por qué alguien mayor da peor imagen que alguien más joven? No lo sé, pero nos los hemos creído.
--El respeto hacia los mayores ha disminuido.
--Ana. Antes cuando teníamos una duda, se consultaba a la voz de la experiencia: el abuelo. Ahora el abuelo es Google, que lo sabe todo. La veneración que existía se ha deteriorado porque el buscador aporta rapidez.
--Fernando. Al mayor siempre se le ha tenido un reconocimiento por su experiencia. Eso se ha perdido. Y un elemento más, ¿cuántas personas mayores están siendo abandonadas en residencias? Es cierto que la vida es muy compleja y no se puede enjuiciar las circunstancia de los demás, pero es una realidad creciente: personas solas, abandonadas por su propia familia.
--¿No solo se trata de emprender, sino de encontrar un sentido a la vida más allá del laboral?
--Ana. El libro habla de creencias, de prejuicios. Hace que uno se sienta acompañado, porque el hecho de tener un problema, y saber qué hay más gente en el mismo punto, ayuda. Muchos nos han dicho que ya era hora de que nos acordásemos de ellos. De dar visibilidad a personas que todavía son capaces de hacer muchas cosas tanto personal, como profesionalmente. No solo está enfocado a emprendedores, sino para estimular a hacer algo. A veces son hobbies, que una persona no ha podido llevar a cabo. Es una vitamina.
--¿Dónde está la clave?
--Fernando. No hay recetas. Y el que diga que sí, vende humo. Cada uno debe descubrir su camino. Nos dirigimos a una persona a la que han despedido, que no la han llamado para ninguna entrevista de trabajo, y cree que se ha acabado todo. El libro trata de ser una vitamina para apuntar que no todo está perdido, con experiencias y datos. Sin opinión, con rigor para demostrar que nunca es tarde para emprender, tanto a nivel profesional como vital.
--Ana. No todo el mundo sirve para emprender laboralmente. Lo que nosotros hacemos es lanzar la idea para que la persona que quiera vea que se puede hacer.