La banca online evoluciona para, en teoría, ofrecer más seguridad a sus clientes y reducir el fraude. A partir del 14 de septiembre, los bancos y empresas aplicarán la nueva directiva europea de pagos, conocida como PSD2, que consiste en un sistema con varias barreras de autenticación.
Hasta ahora, bastaba con un usuario y una contraseña para acceder a las cuentas bancarias, pero ello pasa a la historia. A partir de ya, tener el móvil a mano y, en algunos casos, la app del banco será imprescindible para operar. Desaparecen las tarjetas de coordenadas (en aquellos casos que todavía las utilizaban).
Los casos de cada banco
Por ejemplo, Banco Santander y Openbank optan por una clave de acceso más un código que llegará a los usuarios por SMS. También el BBVA elige esta opción, mientras ING y Targobank van un paso más allá y enviarán las claves mediante notificaciones a través de la app.
Las cajas rurales optan por combinar el NIF y la contraseña, huella dactilar o reconocimiento facial con un código que mandarán al móvil.
Excepciones a la doble autenticación
No obstante, se han establecido algunas excepciones a la doble autenticación en compras de importe reducido para agilizar este tipo de pagos, como en el caso de los peajes con aplicaciones como Vía T o aquellos otros por importes de menos de 20 euros, en los que el consumidor podrá hacer hasta cinco abonos sin autenticarse o hasta un límite de 150 euros en total.
La doble autenticación ya se hace en algunos casos, como cuando se tiene que añadir un pin al pagar con tarjeta, pero ahora se hará extensivo a todos, y desaparecerá la vía actual de confirmación de la compra con un código que recibe el usuario por SMS. La directiva refuerza la seguridad para el cliente también en caso de uso no autorizado de sus tarjetas, porque rebaja de 150 a 50 euros la cantidad que debe asumir el consumidor si ha sido objeto de un fraude o robo.
Agilización de los pagos
La aplicación de la directiva supondrá una agilización de los pagos porque el cliente abona directamente a la tienda, como si fuera una transferencia directa, con lo que se elimina el paso intermedio de la plataforma de pagos, para lo que los bancos tienen que abrir sus servicios a terceras empresas.
La agilización del procedimiento para el comercio redundará en una mayor tasa de conversión (porcentaje de operaciones de compra por internet que llega a su fin) y que ahora es más baja porque es frecuente que en los saltos entre la página del comercio y la plataforma de pagos el consumidor desista de la compra.