Hacer un pago electrónico puede durar solo un segundo, lo que se tarda en acercar una tarjeta contactless a un datáfono. Entonces a algunos les surge la inquietud y piensan: “Qué fácil debe de ser que me roben de esta manera”. Si a esto le sumamos que un bulo de la red asegura que pueden robarnos en cualquier lugar repleto de gente, como el metro, simplemente acercando un datáfono al sitio donde presumiblemente llevamos la cartera, la preocupación va en aumento.
De hecho, en internet encontramos los testimonios de algunas presuntas víctimas de robos mediante esta tecnología, en español, portugués o inglés, aunque casi todos hablan en tercera persona y no les ha pasado a ellos, sino a alguien que dicen que conocen. A pesar de que el reclamo más popular en este sentido nos muestra una foto en la que presuntamente alguien está acercando un datáfono a una persona en el metro para que el aparato tope con su tarjeta contactless y pueda robarle, lo cierto es que esa foto habita en la red desde hace al menos tres años, y a la policía todavía no le constan estas prácticas y tampoco ha recibido denuncias en este tiempo. Los bancos, por su parte, niegan rotundamente que sea posible robarnos gracias a esa forma de pago con tarjeta, y menos de la manera que afirma el bulo, que además tiene todos los elementos que delatan a una información falsa: exclamaciones a raudales, intención de alarmar y veracidad cero.
"Probablemente"
"¡¡¡¡¡¡¡MUCHO CUIDADO!!!!!! Se ha encontrado a un señor en el metro con un tpv portatil, probablemente va acercando el aparato con contactless a las carteras de los usuarios del metro marcando cantidades inferiores a 20€ de manera que no necesita PIN. Si lo veis, llamad a la policía o avisad a la seguridad del metro, y sobre todo quedaos con la descripción del personaje (No sé en qué metro ha sido, si alguien lo sabe... que avise). Avisad a vuestros amigos/familiares".
La imagen del presunto ladrón con datáfono en el metro tiene ya solera
Es todo falso. Las tarjetas contactless o NFC (Near Field Communication) ofrecen la opción de efectuar pagos con solo acercarlas a un datáfono, también llamado TPV, y si el importe a desembolsar es inferior a 20 euros, no será necesario poner el PIN. Pero eso no quiere decir que pagar con ellas sea peligroso, y menos aún que puedan desvalijarnos sin que nos enteremos.
Vinculados a una cuenta
Los bancos aclaran que si la tarjeta se lleva encima, en una cartera o en cualquier bolsillo, estos elementos impedirían que se activara y, sobre todo, aseguran que pagar con tarjetas contactless es totalmente seguro, porque todos los datáfonos TPV están vinculados a una cuenta bancaria y quedan registradas la totalidad de las operaciones, así que sería muy fácil rastrear ese hipotético pago fraudulento e identificar al titular y presunto autor del presunto robo.
Los datáfonos, además, permiten los pagos durante un espacio limitado de tiempo, así que si alguien pretende robarnos deberá marcar primero la cantidad en su VTC fraudulento, acercarlo con precisión a su víctima, acertar en el bolsillo adecuado, donde supuestamente el objetivo tenga la tarjeta contactless, y hacer caja. Cuestiones todas ellas altamente improbables, por no decir imposibles de llevar a cabo en el corto de espacio de tiempo de un roce en un transporte público.
Se puede desactivar
En todo caso, si a pesar de lo que dice la policía y los bancos se siguen albergando dudas sobre la seguridad de una tarjeta contactless, siempre se puede acudir al banco y solicitar que desactiven la opción de que la tarjeta no te pida el PIN aunque el importe de la compra sea menor de 20 euros. También si se dispone de la aplicación del banco, las condiciones de la tarjeta pueden modificarse directamente utilizando el móvil.
Cuando surge una novedosa tecnología que pasamos a utilizar sin más como un nuevo elemento cotidiano, los bulos suelen propagarse gracias al desconociento de la mayoría sobre las nuevas cuestiones. Pero esta información falsa sobre las tarjetas contactless lleva ya tres años entre nosotros y desde 2016 vuelve a surgir en momentos en los que solemos utilizar más la tarjeta, como Navidad y verano.