La Incorrecta y La Flamenca de Borgoña son dos de las principales empresas que se disputan el mercado de las camisetas con mensajes con trasfondo político en Cataluña. Sin duda, son signo de los tiempos que corren y, también, de la pluralidad de opiniones que existe en la sociedad catalana. Si La Incorrecta reivindica la lengua catalana, La Flamenca de Borgoña muestra orgullo de la españolidad.
Ambas compañías han encontrado en la ropa y el merchandising uno de los principales focos de su negocio, aunque no el único. La mayoría de sus productos se desvinculan de la política y, pese a las diferencias ideológicas y comerciales, coinciden en que sus empresas van más allá del procés: no quieren ser una de las tantas empresas que nacen y mueren en torno a la tendencia política de turno. El otro punto en el que coinciden es que, detrás de sus diseños e iniciativas, están mujeres al frente.
La Incorrecta
Valentina y Júlia Planas son dos hermanas de Banyoles, de 27 y 29 años respectivamente, que fundaron La Incorrecta a finales de 2016. Violeta es filóloga y tiene un máster en corrección, y su hermana es diseñadora gráfica. “Con ese pack de filología más diseño nació La Incorrecta”, ilustra Valentina.
Su idea inicial era hacer una empresa de corrección “muy diferente” a las existentes, que cuentan con "precios inaccesibles”, explica. “Queríamos hacer algo más gamberro. Es verdad que la idea inicial era solo prestar servicios de corrección, pero las frases que pusimos para hacer publicidad de nuestras correcciones empezaron a tener mucho éxito y la gente en las redes sociales nos solicitaba convertilos en productos”. Algunas de sus célebres frases convertidas en prendas de ropa son: "No me des besos, hazmélos" o "Cada vez que dices 'tengo que' muere en filólogo". Juegan con expresiones gramáticamente incorrectas para así, de paso, enseñar el catálan académicamente correcto.
De hoteles a revistas
Su compañía ha evolucionado hasta abrir un estudio físico en Banyoles y ofrecer tres servicios diferenciados: el de corrección, en el que distintas casas editoriales les encargan correcciones; el de la tienda on line, con productos de merchandising que venden a clientes y a tiendas físicas que encargan algunos de sus artículos; y el de diseño gráfico, en el que hacen diseños creativos y campañas para revistas. “La tienda en línea y el servicio de corrección son los que generan mayor volumen de negocio”, apostilla la filóloga.
Entre algunos de sus clientes más importantes se encuentran hoteles que quieren tener sus documentos e informaciones en catalán normativo, así como librerías como la de Foster and Wallace en Vic, bufetes de abogados, o revistas que buscan tanto la corrección ortográfica como diseños rompedores para atraer a nuevos lectores. Desde su alumbramiento, el negocio ha crecido hasta el punto de que Valentina dejó sus otros dos trabajos de correctora para dedicarse enteramente a su proyecto. “Nos da para vivir”, responde ante la pregunta sobre su facturación anual.
La Flamenca de Borgoña
Patricia Muñoz es “quien da la cara” en su empresa de diseño de moda, La Flamenca de Borgoña. La fecha de su fundación fue el 12 de octubre de 2018, Día de la Hispanidad. “Llevamos casi un año y el volumen de trabajo ha ido in crescendo. Ha habido tres o cuatro booms, como con las colección de La república no existe, idiota, que sacamos en diciembre”, relata en referencia a la frase del agente de los Mossos d'Esquadra que se convirtió en viral.
Otro de sus booms han sido las camisetas con las frases del juez Manuel Marchena, que preside la sala donde se juzgan a los políticos y activistas en la causa sobre el procés en el Tribunal Supremo, o los bikins para mujer con la bandera de España. “El último son las camisetas en contra de la Diada independentista”, añade. Y es que en esta última prenda se inspiran en el diseño para la manifestación de este año, pero reivindicando el artículo 155 de la Constitución.
Ventas en Cataluña y Andalucía
Muñoz se desmarca del procés y dice que su empresa nació para “crear moda española”. Admite, no obstante, que “el éxito” que cosecharon con la camiseta del mosso que niega la república les ha empujado a hacer otras colecciones del mismo estilo. “De forma puntual”, matiza. Todos sus artículos y prendas de vestir llevan una bandera española. Uno de sus principales proveedores es una peletería, así que a la insignia nacional se le suma la calidad de productos confeccionados a mano. Bandoleras, pulseras, polos y carteras para hombres son algunos de los productos más vendidos.
Donde más venden es en Cataluña y en Andalucía: “Había un nicho vacío en productos que reivindican España. Y no solo en Cataluña, también en el resto del país”. Afirma, sorprendida, que muchas de las demandas que recibe son de pueblos de la Cataluña interior: “Cuando hago los paquetes me sorprendo, porque me pregunto si se van a atrever a llevar por la calle nuestros artículos con la bandera rojigualda”. Más allá de la sorpresa, el negocio funciona.