Los artesanos que ocupan las paradas de la Feria de Artesanía del Portal de l’Àngel de Barcelona se sienten menospreciados por el ayuntamiento de la ciudad. Aseguran que hacen difícil su participación en dicha muestra, les acusan de falta de comunicación y algunos, incluso, les tachan de tratar al gremio con una “falta de sensibilidad” flagrante.
La última decisión del distrito de Ciutat Vella --departamento del consistorio que gestiona el concurso público para ofrecer estos espacios de venta-- ha llevado a los artesanos a presentar un recurso de alzada. Se han posicionado en contra de la normativa de sustitutos en el puesto, que consideran “inviable con el método de trabajo” de estos creadores. El ayuntamiento ha desestimado el recurso.
Un problema de tiempo atrás
Las asociaciones a las que pertenecen los artesanos --requisito obligatorio para poder participar en la Feria de Portal de l’Àngel-- llevan lidiando con este problema desde principios de 2019, aunque viene incluso de más atrás. La normativa anterior especificaba que el titular de una parada podía designar un sustituto durante toda la feria. Ahora, solo podrá hacerlo en casos muy concretos y presentando por adelantado al sustituto.
Para poder designar a un vendedor que no sea el propio artesano este deberá ser un “familiar de primer grado” o alguien contratado para tal incidencia. Este cambio deberá ser notificado al distrito de Ciutat Vella y acreditado documentalmente, tal como reza las bases de la convocatoria de la feria de artesanía.
Impacta en el trabajo del creador
“Si la asociación como entidad seria y de confianza respalda al artesano; si se presenta toda la documentación; si se cumplen todos los requisitos que pide el distrito… ¿qué más les da quién venda el producto?”, se pregunta Marian Reyes, presidenta del Gremio Artesano Textil de Cataluña y encargada de hacer llegar el escrito de las 22 asociaciones que se presentan al concurso para tener un espacio en esta feria.
Esta creadora asegura que el modelo de sustitución que ofrece el pliego de participación de este evento impacta en la producción de la artesanía, así como también a la propia vida de la persona que la crea. Por una parte, “si el artesano está en la feria no puede seguir creando. Además, si tienes hijos, si no eres de aquí… la cosa se complica”, sobre todo porque estas paradas tienen un horario “muy exigente”.
Un trabajo “exigente” y “caro”
Uno de los artesanos que se encuentra actualmente en una de las paradas --que prefiere no revelar su nombre-- explica cómo es un día en la feria de Portal de l’Àngel. Su horario se extiende entre las 10.00 y las 21.00 horas cada día, a veces no cierra para comer, y los días que lo hace reduce el tiempo al máximo. De lo contrario --al ser ellos los únicos que pueden vender sus productos-- pueden perder ventas. “Tienes que amortizar el stand, y eso se hace vendiendo y estando abierto el mayor número de horas”, apuntala Reyes.
Y, por supuesto, esta actividad comercial no es gratis. Los artesanos aseguran pagar alrededor de 450 euros de cesión de espacio público cada quincena, a lo que se le suma el propio stand, el montaje y el seguro, lo que sube el gasto a unos 1.000 euros, según Reyes. “El ayuntamiento no sólo no te facilita nada, sino que te pone trabas y, encima, te cobra un pastón por trabajar”, critica el artesano, quien además asegura que el precio juega en contra de la feria. “Mucha gente no participa porque les parece muy cara y muy controlada, es un proceso muy largo el que tienes que hacer para tener 15 días uno de estos stands”.
Silencio del distrito
La presidenta del gremio no duda en destacar que ella, a título personal y como miembro activo de la artesanía textil, se siente “muy maltratada por el distrito de Ciutat Vella”, que lidera actualmente Jordi Rabassa. Detalla que no muestran “ningún tipo de consideración” por el arte de crear con las propias manos, y “ni se interesan” en escuchar a los creadores. “No les importamos nada en absoluto”. Detalla que han intentado trasladar sus quejas hasta en tres ocasiones antes de presentar el recurso de alzada. Pero el silencio es la tónica general. “No contestan al mail, si llamas por teléfono tampoco… El sector ya está cansado del trato que recibe”, especifica.
De hecho, asegura que se enteró de que el recurso fue rechazado por una compañera de oficio y que ni siquiera le han comunicado el porqué han desestimado la petición. Este medio se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de Barcelona para preguntar por esta cuestión y agregar sus comentarios a la información. A última hora de la tarde de ayer aún no se había recibido respuesta.