El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) iniciará una nueva etapa el próximo 25 de junio, la fecha de constitución del segundo Consejo presidido por Ada Colau, ya que la alcaldía de la capital catalana asegura la silla. A poco más de un día lectivo para que ocurra, los trabajadores de esta institución confían en que el nuevo ejecutivo zanje la polémica que persiste en la Agencia de Transparencia con la no renovación en el cargo de Gemma Calvet.
Las elecciones municipales se celebraron en pleno motín en este departamento. Los empleados se quejaron de las reiteradas “faltas de respeto, indicaciones contradictorias y presiones excesivas” de la directora e instaron a los responsables de recursos humanos de la administración supramunicipal a que iniciaran una investigación al respecto. El expediente de Seguridad y Salud fue instado por todo el comité de empresa, ya que CGT recogió en un primer momento el guante de los trabajadores públicos pero CCOO y UGT se sumaron después.
Formas de dirigir de Calvet
Las pesquisas acabaron pocos días antes de las municipales. El informe final reconoce de forma explícita que las formas de dirigir de Calvet han generado tensión en el departamento, de los pocos que no se encuentra en la sede de la AMB en la Zona Franca. Por ello instan a iniciar en esta agencia la evaluación de los riesgos piscosociales que existen, una información que el gobierno saliente se comprometió a recoger.
Los sindicalistas consultados relatan que desde la propia institución se reconoció que “no se atrevió” a aplicar en la Agencia de la Transparencia la misma resolución que en el caso que se vivió en el Área de Planificación Estratégica. Ante los indicios de acoso laboral a los trabajadores de su director, Francesc Magrinyà, se le prohibió cualquier comunicación directa con la plantilla. Todas las gestiones que debe realizar en el día a día se hacen mediante una persona interpuesta, así como el traslado de las órdenes y directrices a los empleados.
Malestar del comité de empresa
El comité de empresa de la AMB ya mostró su malestar con el gobierno por haber mantenido en el organigrama este alto cargo y no apartarlo de la institución. Ahora también muestran su contrariedad y preocupación por lo que pueda ocurrir en la Agencia de la Transparencia si Calvet es ratificada en el cargo.
Destacan que el ambiente laboral aún es malo y que incluso se ha aprobado el traslado del trabajador que estaba más afectado por el presunto acoso de la directiva, algo poco habitual en el seno de la AMB. Explican que seguirán de cerca los pactos entre formaciones políticas y el reparto de carteras entre ellos.
Recuerdan que tanto Calvet como Magrinyà fueron designados por BComú. Muestran un optimismo moderado de que la nueva estructura directiva de la institución supramunicipal estará volcada en evitar nuevos casos de acoso laboral.