La mina fantasma que la empresa australiana Berkeley lleva una década intentando explotar en Salamanca, como su único activo, sigue fiel a su cita de publicar, cada cierto tiempo, un hecho relevante en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), dejando entrever supuestos avances para el inicio de la explotación minera.
Consigue calentar la acción durante un par de jornadas para seguidamente volver a perder prácticamente todo lo ganado. Y así, seguir cotizando en esa horquilla de entre 0,2 y 0,3 euros en la que se mueve desde principios de 2019, con una capitalización de entre 50 y 80 millones de euros. A años luz de aquellos 845 millones alcanzados a principios de agosto de 2018, días después de que Berkeley iniciara su cotización en la Bolsa española.
Bandazos sin razones que los avalen
Especulación pura y dura sin ningún dato que avale estos bandazos bursátiles, ya que los informes y licencias necesarias, que deben ser aprobados por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y por el Gobierno, a través del Ministerio para la Transición Ecológica, dirigido en funciones por Teresa Ribera, ni están ni se les espera. Y, en todo caso, desde el Ejecutivo han dejado caer su posición contraria a la explotación minera.
En ese contexto se enmarca el último hecho relevante que Berkeley remitía este martes, al inicio de la sesión bursátil, en el que se congratulaba de que el PP hubiera ganado las municipales en la localidad salmantina de Retortillo --donde se ubica el terreno de la mina--, confiando en que este hecho pudiera acelerar la concesión de permisos.
Licencia desestimada en diciembre de 2018
El pasado mes de diciembre, el Ayuntamiento de Retortillo, en manos del PSOE, emitía una resolución en la que desestimaba la licencia urbanística a Berkeley, al asumir un informe de la Diputación de Salamanca, que reflejaba la falta de un informe visado por un colegio profesional y la afectación de un dominio público, como es la carretera comarcal SA-322.
El consistorio reconocía que los terrenos afectados por dicha carretera están declarados de utilidad pública, en virtud de la concesión minera a favor de Berkeley, y son expropiables, pero aún la compañía no dispone de ellos.
Permisos para más prospecciones
También anunciaba el grupo australiano la obtención de tres nuevas licencias para llevar a cabo prospecciones que confirmen la presencia, en torno al municipio charro, de estaño, tungsteno, litio y cobalto --estos dos metales clave en la producción de baterías para los vehículos eléctricos-- y también de las conocidas ‘tierras raras’.
Denominación que engloba 17 elementos químicos con propiedades magnéticas y electroquímicas, claves en el desarrollo de la industria tecnológica, y concretamente para productos como los teléfonos móviles.
Revocar al consejero 'podemita' de Seguridad Nuclear
Berkeley aprovechaba, asimismo, el hecho relevante para apremiar a Seguridad Nuclear a que emita su informe favorable a la explotación minera, y al Tribunal Supremo para que se pronuncie sobre el recurso presentado contra la elección, como consejero del CSN, de Francisco Castejón, un físico antinuclear propuesto por Podemos.
La reacción del mercado no se hizo esperar. Y, como ya sucediera en ocasiones anteriores con la publicación de hechos relevantes supuestamente optimistas sobre el futuro de la mina, las acciones de Berkeley experimentaban este martes un incremento significativo, por encima del 17%, con un volumen de casi 23 millones de títulos movidos por un importe de 5,2 millones de euros.
Nuevo 'sube y baja' bursátil
Subidón que este miércoles se veía atenuado, con una nueva caída en el parqué del 4,76%, y una negociación notablemente inferior, con poco más de 6 millones de acciones intercambiadas.
Estos bandazos también se registraban, al alza y a la baja, tras la celebración de las recientes elecciones. Cayeron fuertemente un 25% en el mes transcurrido entre generales y autonómicas, hasta quedarse la acción en 0,173 euros. Y se disparaban casi un 36% un día después de las municipales, hasta cerrar en 0,235 euros. Este miércoles lo hacía en 0,22.