Cementos Molins mantiene su sede social en Madrid. A pesar de la petición de uno de los accionistas de la compañía, el consejo de administración no ve razones para que la empresa vuelva a estar inscrita en Sant Vicenç dels Horts (Barcelona), de donde fue trasladada en 2017.
La empresa familiar de materiales de construcción fue una de las miles de compañías que decidieron abandonar Cataluña debido a la crisis política iniciada por el independentismo. Un año y medio después del momento álgido del procés, el referéndum del 1-O y la posterior DUI fallida, Cementos Molins reitera que "no concurren [...] las circunstancias precisas para que la sociedad pueda plantearse un eventual traslado de domicilio".
Un accionista a favor de volver
La información sobre esta decisión fue trasladada ayer por la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En ella se estipula que 13 de los 14 miembros del consejo administrador de la compañía catalana quiere mantener la sede en la capital estatal, mientras que solo uno de ellos prefiere devolverla a su domicilio histórico. El Foro Familiar Molins, representado por Roser Ràfols, es el único accionista que aprueba este nuevo cambio, que fue solicitado por José Ignacio Molins Amat en representación de la sociedad Noumea, accionista minoritario de la compañía de cemento.
El mantenimiento de la compañía en Madrid ha tenido, incluso, más apoyos de los que tuvo el cambio de sede en 2017. En aquel momento, según publica el diario Expansión, 10 de los miembros del consejo de Molins votaron a favor de la mudanza y dos se manifestaron en contra.
Rodríguez sige como consejero
Además de tratar este punto, que previsiblamente no saldrá adelante, el orden del día incluye la reelecció de Julio Rodríguez, consejero delegado, como consejero ejecutivo, así como la aprobación de las cuentas de 2018
La compañía, controlada en un 91% por tres ramas de la familia Molins, cerró 2018 con unos ingresos consolidados de 598 millones, un 9% menos, y un beneficio de 85,3 millones, un 4,2% menos.