El Gobierno catalán ha hecho este miércoles un nuevo anuncio en materia de infraestructuras en Barcelona que se considera que puede tener cierta incidencia en las negociaciones para configurar el futuro gobierno local. Ha dado otro paso hacia la prolongación Línea 8 del Metro, la unión de las estaciones de plaza España con el barrio de Gràcia a través de la plaza Francesc Macià, que se hará con los Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña (FGC).
De forma histórica, este proyecto ha competido con la unión de la red de tranvías por la Diagonal como iniciativa que se debe priorizar por el impacto a la ciudadanía que generará. El Gobierno de Ada Colau ha intentado impulsar el proyecto durante la legislatura que llega a su fin y en enero consiguió el apoyo de la mayoría del pleno municipal para ponerlo en marcha, aunque sin fecha concreta de inicio de obras. Con todo, no consiguió el apoyo del grupo municipal de PDeCAT, liderado por Xavier Trias. El mismo partido político, tal y como apuntan las fuentes consultadas, que lidera la consejería de Territorio y Sostenibilidad, con Damià Calvet al frente.
¿Mensaje de priorización?
Los mismos interlocutores señalan que se trata de dos proyectos complementarios y que, llegado el caso, se podrían desarrollar de forma simultánea. Especialmente porque la prolongación de las líneas de FGC del Vallès y del Baix Llobregat-Anoia se hará a cuenta de los presupuestos de la Generalitat, y la unión de los tranvías corre a cargo de la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM). Pero se interpreta como un gesto en pro de la priorización, algo clave a la hora de planificar obras en este sentido.
Sólo la obra civil que implicará la L8 alcanzará los 285 millones de euros, cifra a la que se debe añadir el coste de construir las tres nuevas estaciones de Hospital Clínic, plaza Francesc Macià y Travessera de Gràcia; la ampliación de la de plaza España y los dos intercambiadores que tendrá con las red de autobuses urbanos.
Inauguración en 2025
La consejería, por ahora, cumple los plazos previstos en la hoja de ruta que dibujó hace tres años para conseguir prolongar los FGC. La empresa pública presidida por Ricard Font debe tener listos a finales de 2020 todas las proyecciones constructivas para poder licitar la ejecución de la obra.
El gran reto de Territorio es inaugurar la nueva L8 de Barcelona a mediados de 2025. Para ello, la maquinaria que se necesite para llevarlo a cabo deberá empezar a trabajar en 2022.
Construcción de la L9
Con todo, fuentes de FGC advierten de que la prioridad actual del Govern es desencallar la construcción de otra línea de metro de la ciudad, la L9. Para ello, se requieren unos 1.000 millones de euros. La financiación proyectada pasa por conseguir 740 millones a través de un préstamo del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y cubrir los 260 restantes desde las arcas públicas.
Incluso se apunta a que FGC podría aportar esta cantidad siempre que la Generalitat mantenga las aportaciones previstas en el contrato programa que vence en 2030. La hoja de ruta está clara, falta conseguir los acuerdos necesarios para iniciarla.
El futuro de la ATM
En cuanto a la unión de los tranvías, es la ATM la que deberá negociar el calendario y el presupuesto que se deberá destinar a la obra. El futuro de esta infraestructura está en manos del próximo Gobierno local. Elegir quién la dirige es una potestad del Ejecutivo.