Los avances tecnológicos están permitiendo modificar la manera de actuar de muchas empresas. Algunas de las nuevas rutinas no sólo mejoran la productividad, sino que también son respetuosas con el medio ambiente. Un buen ejemplo son las facturas electrónicas, que están consiguiendo reducir el consumo de papel en las compañías. En las catalanas, por ejemplo, ya que Cataluña se situó como la segunda comunidad en emisión de facturas electrónicas de 2018, con un 29% del total de los documentos emitidos a lo largo del año.
Es una de las conclusiones del Estudio sobre el uso de Factura Electrónica realizado por SERES, que desvela también que por volumen de empresas que emiten facturas electrónicas, Cataluña representó en 2018 un 8% del total; convirtiéndola en la cuarta comunidad autónoma del país en este apartado. En lo referente al volumen de facturas recibidas, la región catalana también es segunda con el 24 % en 2018. Y de igual forma se posiciona en segundo lugar de acuerdo al volumen de empresas receptoras de facturas electrónicas, que fue del 17 % el año pasado.
Barcelona, la provincia más ‘electrónica’
El informe de SERES detalla que Barcelona fue la provincia más activa de Cataluña en la emisión y recepción de facturas electrónicas (28 %), situándose por delante de Girona (0,8 %%), Lleida (0,3 %) y Tarragona (0,2 %). También lo fue en porcentaje de empresas emisoras con un 4,9%, seguida por Lleida (1,5 %), Girona (0,9 %), y Tarragona (0,8 %). En el caso de las empresas receptoras, el orden es Barcelona (11 %, Girona (2,4 %), Tarragona (1,7 %) y Lleida (1,2 %).
Factura electrónica / PIXABAY
En lo que respecta a España, en 2018 se procesaron 181.884.086 facturas electrónicas, un 15 % más que durante el año anterior, según el Estudio SERES de Implantación de la Factura Electrónica en España 2017-2018. “Del total, 147.953.331 documentos corresponden a transacciones entre empresas (B2B), 22.292.891 a operaciones entre empresas y las administraciones públicas (B2G) y 11.637.864 a ventas de empresas a particulares (B2C)”, apuntan los responsables del informe, que añaden que “gracias al uso de la factura electrónica, las empresas españolas se ahorraron en 2018 algo más de 900 millones de euros en la gestión de las facturas recibidas y 511 millones de euros en la gestión de las facturas emitidas. También se ahorraron 662.145 horas en la tramitación de las facturas recibidas y 106.963 horas en las emitidas, además de reducir de manera significativa el impacto medioambiental derivado de la eliminación del uso de papel”.
2019, un nuevo punto de inflexión
La mediana empresa representa el 45 % de las empresas emisoras y el 38 % de las receptoras; mientras que las pequeñas empresas reúnen al 24 % de las emisoras y el 26 % de la receptoras; la gran empresa supone el 22 % de las emisoras y el 24 % de las receptoras; y las microempresas representan el 8 % de la emisión y el 12 % de la recepción de facturas electrónicas en España.
“A pesar de la contracción del crecimiento económico en la zona euro, todo parece indicar que 2019 será un año muy importante para la universalización de la factura electrónica en la Unión Europea. El nuevo estándar europeo de factura electrónica, obligatorio en las relaciones B2G, y las primeras iniciativas nacionales que apuntan a una obligatoriedad general del uso de la e-factura serán el espaldarazo definitivo a la desmaterialización de la factura y al impulso del intercambio electrónico de otros documentos”, explican desde SERES. “La factura electrónica es una pieza clave de la transformación digital de los negocios y sus efectos positivos empezarán a notarse en el conjunto de la sociedad”.