Merlin, la socimi española controlada por el Banco Santander como máximo accionista con el 22,27% del capital, no ha querido perderse el crecimiento económico que Portugal está registrando desde hace un lustro, tras ser asistido financieramente por la Comisión Europea entre 2011 y 2014. Periodo en el que acumulaba una caída de su PIB del 6%.
Desde entonces, ese retroceso se ha recuperado y superado con creces. El crecimiento acumulado de la economía lusa entre 2014 y 2018 roza el 10%, y para el presente ejercicio la previsión, tras la pequeña desaceleración provocada por las incertidumbres internacionales, es que el incremento del PIB portugués sea del 1,9%.
Cartel de completo en Lisboa
En ese contexto, la mayor socimi española, que preside Javier García-Carranza --hombre de confianza de Ana Botín, presidenta del Santander--, y que dirige Ismael Clemente en su doble cargo de vicepresidente y consejero delegado, empieza a ver los frutos de las inversiones realizadas en Portugal.
Así, al término del primer trimestre, mientras en las plazas de Madrid y Barcelona los niveles de ocupación de las oficinas se mantenían planos, con ligeros retrocesos, entre el 88% y el 94%, respectivamente, en Lisboa la ocupación de los 100.000 metros cuadrados de que dispone Merlin es plena, con el 99,1% alquilado, y apenas disponibles 1.000 metros cuadrados.
Mayor presencia futura en Portugal
Actualmente, la socimi española tiene en su cartera oficinas valoradas en más de 5.500 millones de euros, de los que el 77% se localizan en los inmuebles de Madrid, el 16% en Barcelona y el 6% en las oficinas lisboetas.
Pero el objetivo, como los responsables de Merlin hacían llegar a los inversores en una reciente presentación, es que la presencia en Lisboa siga aumentando. La empresa que dirige Clemente lo tiene claro.
“Queremos incrementar la exposición en Portugal para ser el jugador número uno, sobre todo en oficinas”, apuntan en ese informe. Y echan números, con la vista puesta en el enorme tirón que está teniendo Lisboa entre las multinacionales.
Imparable llegada de multinacionales
Desde 2016 han sido más de un centenar las compañías foráneas que se han asentado en la capital portuguesa, con la creación de 50.000 empleos y la ocupación de medio millón de metros cuadrados de oficinas.
Con esa atracción, si hoy los apenas 1.000 millones que valen sus activos en el país vecino solo representan el 9% de los 12.000 millones de toda la cartera, el objetivo pasa por alcanzar un valor del portfolio luso de 1.500 millones hasta 2021 y, de seguir la senda de crecimiento del país, llegar a los 2.000 millones al finalizar el próximo lustro.
Crecimiento inorgánico y posible cambio societario
Para ello, todo pasará por el crecimiento inorgánico con nuevas adquisiciones y, quizás, por un cambio societario, derivado de la aprobación en enero, por parte del gobierno socialista presidido por Antonio Costa, de su propio régimen de socimi, bautizado en este caso como Sigi.
Con la entrada en vigor de la nueva norma, los responsables de Merlin están analizando si lanzan una socimi en Portugal con sus activos, o van hacia una doble cotización, que daría acceso a una plataforma alternativa que, por su tamaño, quedaría incluida en el selectivo PSI-20 de la bolsa lisboeta.
Actualmente, la socimi española posee ocho edificios de oficinas en Lisboa, los centros comerciales de Almada --comprado en julio de 2018 por 407 millones de euros-- y Monumental, y el parque logístico en Vila Franca de Xira, con 224.874 metros cuadrados.
Últimas compras
En la última operación de compra de oficinas, el pasado enero, Merlin adquiría, por 112 millones de euros, sendos complejos de oficinas en Dom Joao II, la principal avenida del área de negocios de la capital lusa, en Parque das Nações.
Casi 30.000 metros cuadrados repartidos entre el edificio Art, de 22.150 metros ocupados al 97%, y la Torre Fernando Magalhães (TFM), en los que no queda disponible ninguno de sus 7.835 metros cuadrados.