La firma valenciana Porvasal, uno de los pocos fabricantes de platos para hostelería que subsisten en España, no ha podido atender los plazos del convenio que puso fin al concurso de acreedores. Por ello, el Juzgado Mercantil número 3 de Valencia ha dado a la luz un auto por el que ordena la liquidación de la compañía.
Pese a tal medida, Porvasal no ha cerrado su fábrica de Chiva. Según la empresa, sigue aquella trabajando con normalidad y continúa sirviendo los pedidos a los clientes, que se reparten por cuarenta países.
Exportaciones
Tras el auto judicial, ahora se abre un periodo en el que la gerencia de la casa y el administrador concural buscarán un inversor que se haga cargo de la unidad productiva. La empresa emplea a un centenar de trabajadores y exporta el 40% de la producción.
Porvasal entró en suspensión de pagos en 2012. Se mantuvo en tal situación durante cuatro años, hasta 2016, con todos los problemas inherentes a un concurso. Pero por fortuna no sucumbió en el proceso y siguió adelante, con una fabricación anual de ocho millones de piezas.
En 2016 se aprobó el convenio. Estipulaba la devolución de las deudas en un plazo de hasta diez años.
Giro al alza
De 2014 a 2017 las ventas subieron de 8,3 a 10,2 millones. En cada uno de los ejercicios hubo beneficios, si bien insuficientes para atender los pagos del convenio. Por ello, el Juzgado ha tenido que dar cuenta de su incumplimiento y ha abierto la fase de liquidación.
Ésta acarrea el cese del consejo de administración, que estaba formado por Vicente Salvador Gorge Riera, Cristina Lambíes Pérez y Elena Banacloy Pardo.
Porvasal nació en 1992 como sucesora de la histórica firma Porcelanas de Levante.