Abertis encarga a Dragados la construcción de la prolongación de la C-32 entre Blanes y Lloret (Girona), que salió a concurso por 64,84 millones de euros con importe sin IVA. Se podría hablar de autoadjudicación, puesto que el pasado noviembre culminó la opa de la italiana Atlanita y ACS –matriz de Dragados– sobre el líder mundial de las autopistas. Castellucci se quedó con el 50% de Abertis más una acción, mientras que la cotizda española asumió el 50% restante. 

La C-32 es una concesión de la Generalitat –y según explica Expansión– se tiene que realizar un proceso público. El pasado febrero, Infraestructures Viàries de Catalunya (Invicat), filial de Abertis, licitó el contrato para unir la C-32 con la C-63 en la demarcación de Girona

Licitación

Las obras se licitaron por 52 millones en 2016, aunque el proyecto ha generado un cierto rechazo en el territorio. ¿El motivo? Cuestiones ambientales y por la oposición genérica a que esta autopista sea de pago. Esto hizo que se suspendiera tras varios recursos presentados. Damià Calvet resucitó el proyecto iniciado en la época de Santi Vila al frente de la consejería de Territorio e impulsó estudios de impacto ambiental e informativo. El exconsejero pactó con Abertis unas inversiones de 100 millones, entre las que estaba esta operación. 

El tramo desdoblado registra un tráfico que varía según la época del año: de los 5.500 vehículos diarios de noviembre a los más de 20.000 coches en agosto. La media anual se sitúa en 10.500 unidades mientras que la solución escogida es una carretera de 14 metros de ancho, con tres carriles (uno por sentido, mientras que el central será reversible por tramos). Se espera que las obras tengan una duración de 26 meses y reducirán el tiempo de viaje entre Lloret y Barcelona en unos seis minutos.