Quién le iba a decir a Robert Braithwaite, un barcelonés de casi 48 años, de padre inglés y madre catalana, que cuando Almirall, la multinacional farmacéutica controlada por los hermanos Gallardo, le envió a China en 2005 iba a ser para no volver. Pero así ha sido. Al menos de momento.
Cuando en 2010 tocaba retornar a España, decidió que no. Que dejaba Almirall y se quedaba en Shanghái, la megametrópoli de 26 millones de habitantes. Había conocido a su mujer, con la que tiene dos hijas y, sobre todo, porque allí vio la oportunidad de hacer negocio. Y a fe que lo ha conseguido.
Camino de los 50 millones de dólares de facturación
Luqa Pharmaceuticals --la primera empresa farmecéutica fundada por un español en China-- crece de manera exponencial. Espera alcanzar este año unas ventas de 50 millones de dólares (más de 40 millones de euros), gracias al éxito cosechado en la distribución de productos farmacéuticos. Incluso, Braithwaite ya se plantea sacar su empresa a Bolsa en un par de años.
“En China se activa el gen emprendedor y a mí me contagió. Aquí todo el mundo piensa que todo está por hacer y que si te propones algo lo puedes conseguir. Y yo me lo creí a pies juntillas”, recuerda el catalán sus inicios como empresario cuando contaba con poco más de 37 años.
Más de 100 empleados
“Empecé poco a poco para ver cómo iba la cosa y me di cuenta de que había una oportunidad. Al año decidí que me quedaba definitivamente en China”, comenta el emprendedor barcelonés en conversación telefónica mantenida con Crónica Global desde Shanghái.
Una década después de tomar la decisión, su empresa cuenta con una plantilla de 110 empleados, “y esperamos alcanzar los 130 a final de 2019”, apunta. “La mayoría, el 70% están en la calle, realizando labores comerciales y de formación para enseñar a los potenciales clientes las técnicas de cómo utilizar los más de 30 productos farmacéuticos registrados en China”, añade el empresario.
La procelosa tramitación de los registros
Una tramitación, la de registrar un producto, que no resulta fácil. “Es lo más complicado. Hay que demostrar la eficacia del medicamento en la población y, además, las leyes cambian muy rápidamente y son muy diferentes entre unas provincias y otras”, explica Robert Braithwaite.
Pero, una vez que se logra el registro del producto y se consigue introducir en el mercado con aceptación del público, el éxito está asegurado. “El crecimiento de China está provocando que, una vez cubiertas las necesidades básicas, la gente quiere mejorar su calidad de vida. Y busca todo aquello que se lo puede facilitar”, señala el empresario barcelonés.
Gel 'invisible' para las cicatrices de cesáreas
Y en esa mejora de la calidad de vida, Luqa Pharmaceuticals ha logrado introducir en el mercado chino algunos productos que han contado con el respaldo generalizado del público, con tratamientos para evitar los hongos o ‘reparar’ cicatrices y varices, sobre todo en el caso de las mujeres, un sector de la población en el que el interés por la mejora estética no para de crecer.
Respecto a la ‘reparación’ de cicatrices, cuenta Braithwaite cómo “nadie explicaba a las mujeres chinas que había solución para sus cesáreas, y cuando vieron los resultados del gel de silicona Stratarderm, la reacción fue inmediata”.
En el estudio previo realizado, la empresa Luqa vio que en China la mitad de los partos se hacían por cesárea como una solución rápida y práctica, y que casi en el 80% de las intervenciones esas cicatrices no eran posteriormente tratadas.
El 'boom' de la medicina estética
Antes del ‘gel invisible’ para las cicatrices, en 2011 la empresa del emprendedor catalán lanzaba en China un medicamento para prevenir los hongos. Y, ahora, el gran nicho de mercado se centra en el campo de la medicina estética.
En colaboración con los laboratorios Mesoestetic, con sede de Viladecans (Barcelona) y dirigidos por Joan Carlos Font, Luqa se ha convertido en una de las empresas de referencia en este mercado de la estética, con una base de clientes única en cosméticos vendidos a través del comercio electrónico.
La mujer china y la piel "blanca como la nieve"
Y en este campo, la investigación sobre la piel resulta primordial. “A diferencia de los que sucede en Occidente, a la mujer china le gusta tener la piel blanca como la nieve. Por eso estamos buscando productos que provoquen que la piel sea lo más blanca posible”, señala Braithwaite.
Para llegar hasta aquí, Luqa cerraba dos rondas de financiación en 2015 y 2018, de 15 millones de dólares cada una. La primera con los Morningside Ventures, uno de los fondos pioneros en el mercado chino. Y otra con Cenova y Delos, fondos chinos de capital riesgo centrados en la medicina y los servicios de salud.
Entre ambas inyecciones de capital, la empresa del empresario catalán adquiría la local Arista, que ha permitido, entre otras cosas, multiplicar por 10 la facturación en los 3 últimos años.