Ha pasado más de un año desde que tuvo lugar el polémico Caso TransPerfect, uno de los conflictos accionariales más mediáticos en Estados Unidos en los últimos tiempos. No obstante, todavía existen claroscuros en la resolución y la multinacional de traducciones vuelve al ataque y anuncia una querella contra Lionbridge, su máximo competidor a escala mundial.
La compañía de traducciones TransPerfect alega que tanto Lionbridge como H.I.G. Capital --la firma de private equity propietaria de dicha marca-- aprovecharon el proceso de subasta, decretada por el juez de la Corte Suprema de Delaware, para descargar información confidencial y secretos profesionales.
“Clara incompetencia”
La multinacional asegura que se habrían descargado “listas de clientes, acuerdos con clientes, información de precios, programas de comisiones, estrategias de marketing y ventas, información confidencial de empleados y estructura organizativa”, según confirmaron varios medios especializados. TransPerfect reclama a ambas compañías daños y compensación por valor de 100 millones de dólares, ampliable a 300 millones de dólares.
Es habitual que en los procesos de subasta de empresas, una selección de compradores tengan acceso a un entorno privado con información de la compañía relevante, pero no se siguieron los mecanismos adecuados para proteger la información. En la demanda establece que Credit Suisse, el encargado de administrar la subasta a petición del administrador judicial Robert Pincus, demostró una “clara incompetencia” al no establecer los protocolos de seguridad adecuados. Además, alega que tanto Lionbridge como H.I.G. Capital tuvieron acceso a ver y descargar más información que la que se establecía en el entorno privado.
La alarma salta en octubre de 2017, cuando se celebró una reunión en las oficinas del bufete de abogados de Robert Pincus con las diferentes partes implicadas. En ese enclave, y tras tener acceso a la valiosa información confidencial, John Fennelly, CEO de Lionbridge, afirmó que la empresa iba a ser “una compañía completamente diferente de lo que era antes”. En la misma reunión, aseguró que el modelo de ventas de TransPerfect era “muy atractivo“, y reconoció que el modelo de compensaciones de la compañía era parte de “su salsa secreta”. Estas filtraciones ponen de manifiesto el acceso a información confidencial y posterior cambio de rumbo, lo que supone una práctica de competencia desleal según especifica la demanda.
Desprestigio judicial
Tras la resolución de este caso el sistema judicial del Estado de Delaware ha perdido gran parte de su prestigio. Esta demanda añade una nueva polémica a un caso que ha puesto durante años en riesgo miles de puestos de trabajo de una empresa privada con beneficios. En concreto, puso en riesgo los más de 4.000 empleados de la marca en el mundo, 500 de ellos en Barcelona.
Los registros y detalles del conflicto todavía siguen bloqueados por parte del juez André Bouchard en contra del actual marco legislativo estadounidense. Las asociaciones de ciudadanos de Delaware reprueban la actitud de Bouchard, que según ellos continúa dañando la imagen de este Estado americano.