Manuel Butler: "No se puede prohibir el turismo 'low cost' : no somos Alemania Oriental"
Habla el director ejecutivo de la Organización Mundial del Turismo (OMT): "No existen los destinos masificados, existen los barrios saturados"
9 abril, 2019 00:00A Manuel Butler (España, 1959) le gusta recordar que la Organización Mundial del Turismo (OMT) es el único organismo de Naciones Unidas con sede en España. El director ejecutivo de esta agencia desde 2008 lo repitió ayer en el Summit Barcelona 2019, el foro que busca elevar la calidad de la industria vacacional y que ayer arrancó su primera edición en Barcelona tras consolidarse en Madrid. Ingeniero naval, lleva 30 años dedicándose al turismo. Además de la OMT, ha desempeñado cargos en Turespaña (2012-13 y 2016-2020) y es presidente de la European Travel Commission desde 2013. Dos hojas de ruta turísticas, el Plan Turismo 2020 y el Plan Nacional e Integral de Turismo (2016-2020) llevan su huella.
Pregunta. Acude a usted a un foro que debate el volumen y calidad del turismo. Dos debates muy vivos en Barcelona.
Respuesta. Evidentemente es necesario regular de otra manera los flujos turísticos, porque de lo contrario vemos lo que sucede si hay mayor presión turística. Y cada vez hay más presión en las ciudades.
P. ¿Cómo se evita que se 'colme el vaso' en un destino?
R. Desde la OMT llevamos analizando desde hace dos años este fenómeno junto a universidades internacionales, como la de Breda (Holanda). Con ello, hemos publicado varios estudios, varias reflexiones, con hasta 68 medidas [consultar aquí], organizadas en once estrategias y que se han aplicado en distintas ciudades. Si tocamos la parte de la promoción, ésta debe ser segmentada. En perfiles de viajeros, hay que incidir en los repetidores. Porque éstos congestionan menos las ciudades.
P. ¿Quizá porque si visita Barcelona ya ha visto la Sagrada Familia y querrá explorar otros puntos?
R. En efecto. Nosotros le llamamos dispersión espacial. Hay otro eje que es la dispersión temporal: desestacionalizar el turismo a lo largo del año.
P. ¿Cómo ayuda a ello las nuevas tecnologías?
R. Existen aplicaciones que ayudan al viajero a explorar zonas que no son tan concurridas, lo que cambia y racionaliza los flujos turísticos.
P. El caso de Barcelona, ¿es paradigmático?
R. En absoluto. La saturación turística es un fenómeno fundamentalmente europeo, pero ciudades como Seúl (Corea del Sur) también están aquejadas del mismo problema. Es algo en evolución, en construcción. Por ello, desde la OMT promovemos incorporar el turismo urbano a la agenda de las ciudades.
P. ¿Cómo se concreta esta petición?
R. Intentando no desagregar el turismo. Es algo básico. Hay que incorporarlo con pleno derecho en la gestión y planeamiento de las ciudades. Lo debatimos en el Foro de Lisboa, que es una nueva experiencia que trabajamos desde la OMT y fue algo muy exitoso [se celebró el pasado viernes].
P. ¿Qué previsiones barajan para el Mediterráneo en 2019?
R. Tenemos previsiones a nivel regional. Desagregamos por continentes. Tenemos un panel de 300 expertos que sugiere que el conjunto de Europa crecerá un 3%, lo habitual en el continente. Piense que venimos de incrementos del 7% y 8% en 2017 y 2018. Volverá a su ser.
Turistas haciendo cola ante la Casa Batlló de Barcelona / EFE
P. ¿Y España?
R. El Mediterráneo en su conjunto no va a sentirse afectado, pero sí se reequilibrarán los flujos: los países que perdieron cuota la van a recuperar. Hubo desplazamientos de turistas por países que ahora se reequilibrarán. Si nos centramos en el caso de España, no repetirá los crecimientos altísimos del pasado. ¡Es que el país se anotó repuntes del 10% y el 12% en llegadas!. Esas cifras no se repetirán. Habrá crecimientos acordes con un destino muy maduro. Piense que es el segundo país del mundo en número de llegadas internacionales y en ingresos por turismo.
P. ¿Qué frenará el crecimiento de llegadas?
R. España es un mercado muy maduro. Repetir esas cifras de expansión es muy difícil.
P. Acuden ustedes a Barcelona a hablar de hablar de turismo de calidad. El turismo 'low cost', ¿se puede evitar?
R. No. No se puede evitar nada. Esto no es una Zentralplanwirtschaft o economía dirigida, como la que había en la antigua Alemania Oriental o las exrepúblicas socialistas. Nuestra economía la regula el libre mercado: la oferta y demanda, las reglas del mercado. Aunque es evidente que uno de los vectores impulsores del crecimiento del 7-8% del turismo en Europa en los últimos años se explica por el low cost.
P. ¿En qué sentido?
R. El bajo precio del petróleo, por un lado, y la mal llamada economía colaborativa, por el otro, espolearon esas cifras. Piense que en el caso de las aerolíneas, un tercio de su estructura de coste es imputable al combustible. El bajo precio del barril del petróleo ayudó al boom de las aerolíneas de bajo coste. Pero la tendencia es de ir a la baja: ya no parece que se vayan a repetir esos precios.
P. ¿Y la economía colaborativa?
R. Aquí es donde reside el gran reto. Cómo lograr que esté en igualdad de condiciones con la oferta convencional. Que compitan con las mismas reglas. Yo diría que hay tres grandes niveles de regulación. Estamos hablando de compañías muy grandes, que actúan de manera transnacional. Debiera haber una regulación paneuropea. De hecho, ya se está trabajando en ella.
P. Y a nivel español, autonómico y local, ¿qué se puede hacer?
R. En la capa nacional, trabajar la fiscalidad y la seguridad. Aquí también tendría competencias la Generalitat de Cataluña. Pero la capa importante es el poder local. No hay destinos saturados: hay barrios saturados. Y ello se regula desde el poder local. Ya se está empezando a encauzar, y aquí se trabaja de forma efectiva con la prueba y el error. No existe un paradigma único.
P. Antes dijo usted que hay una 'mal llamada' economía colaborativa. ¿A qué se refirió?
R. No hay que demonizar la economía colaborativa: hay que regularla. Las vemos con buenos ojos: son un actor más. De hecho, algunas de ellas son miembros de la OMT. Lo que se necesita es encajarlas dentro del ecosistema turístico en igualdad de condiciones.