Con la llegada de la crisis económica a nivel global, hace aproximadamente una década, en Estados Unidos nació la denominada gig economy, un nuevo modelo laboral en el que los negocios cambiaron los contratos tradicionales por trabajos de freelance o autónomo. De esta forma, un trabajador acepta encargos de una duración concreta y sin exclusividad con la empresa contratante. Desde entonces, las compañías que aplican este modelo de servicios han aumentado de forma exponencial en los últimos años y la gig economy ha llegado a ocupar a entre un 20% y un 30% de la población activa en Estados Unidos y Europa.
El desarrollo en nuevas tecnologías también ha sido un factor fundamental para el auge de la gig economy, pues la flexibilidad, la comunicación online y la deslocalización –la posibilidad de trabajar para un empleador– que se encuentra a miles de kilómetros son sus tres pilares básicos.
Servicio de Uber, una de las empresas formadas a partir de la 'gig economy' / UNSPLASH
Modelo polémico
Sin embargo, este modelo no está exento de polémica. Aunque para muchos trabajadores representa la posibilidad de conseguir una mayor conciliación entre la vida laboral y la personal, también se dan situaciones de inestabilidad laboral al depender exclusivamente de proyectos puntuales que encajen con unas determinadas habilidades.
Según un informe del Boston Consulting Group (BCG) Henderson Institute, basado en investigaciones que incluyen encuestas a más de 11.000 trabajadores en once países distintos, la gig economy ofrece oportunidades significativas para que los trabajadores y las empresas se beneficien, sobre todo para aquellas personas que entran en el mercado como freelance. Éstas son las principales conclusiones del informe:
Estimula la creación de empleo
El mercado laboral está en continuo dinamismo, de forma que el número de trabajadores que perdieron empleos en condición de freelance fue igual al número de trabajadores que recuperaron un puesto de trabajo en estas mismas condiciones. A esto se le suma que las empresas cumplen con los objetivos y las necesidades del trabajador más allá de la compensación económica, como una mayor autonomía y, sobre todo, mayor flexibilidad, según los encuestados.
Vista de edificios desde las alturas / UNSPLASH
Aunque cerca de un 30% de la población activa es contratada por empresas americanas y europeas que utilizan esta forma de trabajo compartido, sólo entre el 1% y el 4% de los trabajadores en los Estados Unidos, Alemania, Suecia, Reino Unido y España utilizan este modelo laboral como fuente principal de ingresos. Sin embargo, entre el 3% y el 10% adicional de los trabajadores en las economías maduras, y más del 30% en algunos países en desarrollo como India y China, utilizan las plataformas de la gig economy como una fuente secundaria de ingresos.
'Gig economy' ofrece trabajos cualificados
El trabajo independiente que es de baja habilidad y de bajos salarios representó el 50% de las tareas adquiridas a través de este modelo. La otra mitad comprendía trabajos mejor cualificados y mejor pagados, como el desarrollo y diseño de software. Medios de comunicación, telecomunicación, análisis de datos, finanzas y seguros son algunas de las profesiones especializadas más demandadas en la gig economy hoy en día.
Las empresas esperan que los freelances representen una mayor participación de la fuerza laboral de su organización en los próximos cinco años, para lo que deberán desarrollar sistemas de soporte y las capacidades correctas para garantizar que éstos estén incentivados a mejorar en su puesto de trabajo.