La Fundación Miró no pasa por su mejor momento. Al menos en lo que a solvencia fiscal se refiere. El número de visitantes ha caído en picado en el último año y la demanda de exposiciones itinerantes con obras de su colección también se han reducido. Estas son las dos principales causas por las que la institución cerró el año con pérdidas de 290.000 euros, aunque esta cifra era, en realidad, más de dos veces superior.
La institución bajo el nombre del artista catalán acabó 2018 con un déficit de 655.000 euros. Sin embargo, el Ayuntamiento de Barcelona insufló una ayuda económica de 365.000 euros, lo que redujo el montante total. Aun así, no cabe duda de que la Fundación Miró pasa por una situación económica “muy delicada”, tal como la definió el propio director, Marko Daniel.
Medio millón de deuda acumulada
Las cifras conocidas ayer apuntan a una deuda acumulada por parte de la institución cultural de alrededor de 458.575 euros euros. Ante la complicada situación económica, la dirección de la fundación ha decidido someterla a una auditoría y a un nuevo plan para que entre en la senda de la rentabilidad (o al menos, de la sostenibilidad financiera).
Uno de los puntos en los que se basa esta nueva estrategia de viabilidad es la subida del precio de la entrada a 13 euros, uno más de lo que venía costando hasta ahora. Asimismo, también se modificarán los horarios de visita a la fundación, situada en la montaña de Montjuïc de Barcelona, y la reducción del gasto de infraestructura, entre otros aspectos.
Caen las visitas
En 2018, 352.903 personas visitaron la Fundación Miró. Un dato ampliamente inferior al registrado en 2011, cuando pasaron por sus instalaciones 583.883 visitantes. Daniel achaca este descenso, en parte, al cambio de tipología del turista barcelonés, ya que también otros museos han sufrido caídas en el número de visitas durante estos años.
El calibre de este hecho no se refleja únicamente en los ingresos producidos por el coste de la visita, sino que también influye en las ventas de la tienda de recuerdos. Desde la dirección recuerdan que el 80% del incoming es generado por los recursos propios mientras que el 20% restante proceden de las administraciones públicas.
Sin exposiciones itinerantes en 2018
También la falta de peticiones del fondo ha sufrido un fuerte impacto. De hecho el pasado ejercicio no se realizó ninguna cesión de obras, una fuente de ingresos de gran aporte que ha ayudado a equilibrar el presupuesto de la fundación en años anteriores.
"Tenemos una colección magnífica y hay mucho interés en el artista en todo el mundo”, asegura el director, “pero para producir una buena itinerante hay que trabajarlas”, lo que también lleva asociado un trabajo que no siempre puede abarcarse.
Cambios en la cúpula
Marko Daniel, de origen alemán, se hizo con la dirección de la Fundació Joan Miró en otoño de 2017 tras ganar un concurso internacional. Desde entonces ha tenido que lidiar con ciertas medidas de reestructuración del organigrama interno para conseguir reducir gastos y no inflar aún más los números rojos.
Una de ellas se realizó, sin ir más lejos, el pasado mes de enero. El patronato acordó la reducción de su composición en siete personas y la no renovación de un octavo contrato. Daniel se comprometió a no hacer nuevos despidos y aseguró que esta medida fue “totalmente excepcional y condicionada por el momento financiero”.