Los trabajadores de la planta de Gallina Blanca en Sant Joan Despí (Barcelona) han anunciado que a partir del próximo martes 19 de febrero declaran la huelga indefinida en la planta. Cesarán la producción de sopas instantáneas y vigilarán por turnos las puertas del centro de trabajo para que Agrolimen, la empresa de la familia Carulla, no empiece a retirar la maquinaria que aún usan.
El grupo dio a conocer a principios de diciembre su intención de trasladar la fabricación en la planta a Ballobar (Huesca), donde se producen las pastillas de caldo concentrado. El plan que está en marcha se ha estrellado contra el comité de empresa, que considera que Agrolimen no ha cumplido con sus “obligaciones sociales”, tal y como indica en un comunicado.
Trabajadores de más de 45 años
Los sindicatos afirman que la estrategia laboral de este traslado productivo no se puede basar sólo en acomodar empleos en Aragón. Recuerda que no se trata de un cierre al uso y que la situación económica de Gallina Blanca le impide aplicar una reestructuración laboral basada en mínimos.
“La mayoría de la plantilla está por encima de los 45 años, hay muchas posibilidades de jubilaciones anticipadas o de recolocaciones en la zona”, señala el secretario general de CCOO Industria en la comarca del Baix Llobregat, Álvaro Muñoz. Tras seis reuniones y la mediación del Tribunal Laboral, la conclusión del sindicalista es que se ha llegado a una situación de “indefensión”. Indica que no se puede llegar al extremo de ir a Huesca o a las listas del desempleo.
Operación inmobiliaria
CCOO reconocen que la familia Carulla, en condición de propietaria del edificio, está en su derecho de cesar la actividad industrial y solicitar un cambio de uso del inmueble para construir viviendas y oficinas. Pero le exige que baje a la arena y empiece a negociar una salida digna para los empleados.
El sindicato afirma que los perfiles profesionales que se verán afectados tendrán dificultades para volver al mercado laboral y reclama “indemnizaciones que sea suficientes” para asegurar el futuro más inmediato en el que deberán hacer frente a una reconversión. También recuerda que de los 70 empleados que trabajan ahora en Sant Joan Despí tan sólo 43 son empleados directos de Gallina Blanca. El resto de ocupaciones se cubren con subcontrataciones al margen del plan social.
Acuerdo del pleno
La plantilla espera que con el bloqueo de la fábrica los Carulla den su brazo a torcer y reconsideren sus peticiones. Además, recuerdan que el plenario del Ayuntamiento de Sant Joan Despí se ha comprometido a no realizar la adaptación urbanística hasta que no se supere el conflicto laboral. Otro elemento que refuerza sus demandas para cerrar la planta de sopas catalana.