La familia Espona Massana sondea el mercado para vender Pastas Gallo. Los propietarios de la histórica marca de alimentación, que es líder en su segmento, ha colocado la compañía en el mercado para sondear el interés de los fondos de inversión y las grandes compañías del sector alimentario.
Según ha avanzado La Vanguardia, el proceso ya está en marcha después de meses de trabajo. Fuentes cercanas a la compañía, que trasladó su sede a El Carpio (Córdoba) en pleno desafío secesionista en Cataluña en 2017, han precisado que los inversores recibirán los portafolios de la empresa en las próximas dos semanas para evaluar la conveniencia de su adquisición. Por su parte, la compañía controlada por los Espona Massana no ha querido comentar la operación ni aportar detalles sobre la misma.
Un 20% cada hermano
El movimiento en el mercado de la alimentación es un terremoto de grandes dimensiones. El fabricante y comercializador de pastas es aún de propiedad familiar. Los cinco hijos de los fundadores de la enseña se reparten el 20% del capital de la compañía, que voló de Granollers (Barcelona) a El Carpio en los días posteriores al referéndum ilegal de secesión del 1-O en Cataluña buscando seguridad jurídica.
Sede de Pastas Gallo en El Carpio (Córdoba) / CG
La marca nació en 1946 en Rubí (Barcelona) de la mano de José Espona Pallarés. En la actualidad, es propiedad de Pedro Antonio, Pilar, Fernando, Silvia y Carlos Espona Massana. Los cinco hermanos forman parte del órgano de gobierno de Pastas Gallo, un consejo de administración que preside Pedro Antonio. Por su parte, Carlos y Fernando están al frente de las direcciones financieras e industrial, respectivamente. Por su parte, Silvia se encarga del departamento de comunicación y márketing, mientras que Pilar tiene el timón de las compras.
Rumores sobre su venta
El reparto actual no ha sido siempre el mismo. El mayor de los hermanos, José Maria Espona, exconsejero delegado y alma mater de la marca de alimentación desde el fallecimiento de José Espona, fundador, en 1997, vendió su paquete de acciones en 2012 a sus hermanos. Siguió el movimiento del máximo directivo al fallecimiento de su madre, Pilar Massana, viuda del fundador, en 2011. Desde entonces, el accionariado se divide ordenadamente en cinco partes, aunque los rumores de venta han sido constantes.
Los tambores de colocación en el mercado sonaron con fuerza en 2016, coincidiendo con el 70 aniversario de la fundación de Pastas Gallo. Alimentaron las informaciones de una posible adquisición por parte de un competidor o un fondo de inversión el hecho de que algunas divisiones del grupo, como Productos Alimenticios Frescos, que nunca generó beneficios. No obstante, un acercamiento de Ebro Foods y Grupo Siro en 2017 acabó en nada debido a las pugnas entre hermanos. Ahora, la situación ha cambiado. La enseña tiene tres fábricas en España, presenta unos ingresos de 200 millones y un beneficio bruto de explotación (ebitda) de 20 millones al año. Las cifras han despertado el interés tanto de conglomerados competidores y un vehículo inversor.