El Banco Central Europeo (BCE) pondrá este diciembre el punto y final de su programa de estímulos económicos. Así lo ha anunciado su presidente, Mario Draghi, tras el encuentro del Consejo de Gobierno del regulador en que se ha decidido dejar de comprar deuda soberana este diciembre.
No provocará ningún terremoto en la región. Se daba por descontado que la adquisición de bonos cesaría a finales de año y la institución mantendrá cierta actividad. Ha confirmado que reinvertirá por completo el principal de los bonos que venzan “durante un periodo prolongado de tiempo más allá del momento en que suban los tipos de interés”, ha manifestado el banquero.
QE, el motor de la recuperación
Ha rechazado poner una fecha límite de la actuación. “Si el Consejo de Gobierno hubiera querido especificar un plazo determinado, lo habría hecho”, ha respondido a las presuntas de la prensa. Además, señala que el BCE está preparado para usar y ajustar todos los instrumentos de regulación que tiene a su disposición de la forma que considere más apropiada. Ha reiterado que su objetivo es el de garantizar que la inflación evolucione hacia el objetivo de estabilidad.
Sobre el llamado QE, que se activó en marzo de 2015, Draghi ha valorado que en “algunos momentos ha sido el único motor de la recuperación” en la Eurozona. Reconoce la incertidumbre del contexto económico mundial, pero recuerda que el BCE dispone de “todos los instrumentos posibles para abordar posibles contingencias”.
Apoyo del TUE al plan
Activar de nuevo la compra masiva de deuda pública sería uno de los escenarios posibles si se entrara en recesión. Aunque ahora sería más fácil que hace cuatro años. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TUE) ha avalado en una sentencia reciente la legalidad del QE, hecho que lo ha convertido en una medida inmune a las críticas. Promovió el proceso un grupo de ahorradores alemanes que consideraban que atentaba contra la Constitución de su país.
Draghi ha tranquilizado estas voces al asegurar que, por el momento, no está sobre la mesa activar otro plan de compra de bonos. Tampoco se ha abordado la demanda de algunos sectores de la zona euro de que el BCE ponga en marcha subastas de liquidez a largo plazo (LTRO). Por el momento, el próximo 1 de enero simplemente se dejarán de comprar activos de forma sistemática.
2,6 billones invertidos
El QE ha implicado que el regulador inyectara más de 2,6 billones de euros a la economía europea para superar la doble recesión que marcó la última década. Cabe tener en cuenta que esta cifra equivale al doble del PIB español.
La decisión del BCE era prevista de antemano. Han coincidido en el tiempo con una nueva revisión a la baja de las previsiones económicas de la institución. Draghi ha empeorado el pronóstico de crecimiento de la zona euro para 2018 y 2019. Esperan que el PIB del continente avance el 1,9% y el 1,7%, respectivamente, en ambos ejercicios, cifras que se apuntan una corrección de una décima en ambos casos.
Para el 2020, el regulador mantiene una expansión del 1,7%. Estima que se moderará hasta el 1,5% en el ejercicio siguiente. Con todo, los factores geopolíticos como la batalla comercial entre EEUU y China o la amenaza del proteccionismo dejan en el aire esta previsión.