La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha activado la cuenta atrás en uno de los pulsos que mantiene con el empresariado catalán. Ha convocado para el próximo 17 de diciembre la reunión del consejo general de Fira Barcelona en la que se debe abordar la renovación del consejo de administración que está encallada desde 2017. Pero lo ha hecho de una forma en la que queda meridianamente claro que el consenso que se requiere en los relevos no se ha alcanzado. Los implicados se enteraron por la prensa y, por ahora, no se ha definido ningún orden del día, tal y como informan fuentes empresariales.
El contenido de la reunión será crucial. Entre los consejeros de Fira que deberán dejar la entidad público-privada figura su presidente, José Luis Bonet. Buscarle un sustituto ha sido imposible desde hace casi cinco años.
Formalismos en el relevo
Según la liturgia del proceso, es el presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona el que debe proponer formalmente el nombre de presidente. Después, el ayuntamiento de la ciudad y la Generalitat de Cataluña deben ratificarlo en un formalismo en el que se pretende una negociación previa a tres partes.
La anterior renovación se activó en 2012 y, ante el peligro de que la sucesión se enrocara, el consejo apostó un año después por la continuidad de Bonet. Pero esta vía se ha agotado por la limitación de los mandatos y la divergencia de opiniones sobre los candidatos a la sucesión. Incluso después de la llegada de BComú a la alcaldía de la capital catalana en 2015 y con los sucesivos cambios en una Generalitat más centrada en el procés que en tareas más prosaicas, como la renovación del órgano de gestión.
Colau quiere a una presidenta
Colau quiere que una mujer sea la nueva presidenta de la entidad y puso el nombre de la consejera delegada de Sellbytel, Helena Guardans, sobre la mesa. La empresaria dejó claro después de que se hiciera pública la propuesta municipal que no creía que fuera la persona idónea para el cargo. En línea con las reivindicaciones del empresariado catalán, considera que el sustituto de Bonet debe conocer de primera mano la institución. Como mínimo las ferias que tienen mayor impacto en la entidad y en el territorio, como el Mobile World Congress (MWC).
La ejecutiva se estrenará a partir del 14 de diciembre como consejera, igual que la emprendedora de éxito Mar Alarcón, de SocialCar; el vicepresidente ejecutivo de Catalonia Hotels, Manel Vallet; el consejero delegado de MatHolding y líder de la patronal nacionalista FemCat, Pau Relat; y el presidente de Telefónica Cataluña, Kim Faura.
Faura y Relat
Estos dos últimos parten como favoritos. Faura se reivindica desde la parte empresarial, que subraya su conocimiento del MWC y de la actividad económica que tiene lugar en la ciudad.
La Generalitat, en contrapartida, se decanta por Relat en una apuesta más política que empresarial, tal y como destacan fuentes próximas al Govern. Consideran que se abriría una etapa en que la Fira sería más propicia a sus tesis independentistas y que se acabarían con las fricciones públicas que han existido con Bonet en los últimos años.
De hecho, la particularidad de esta negociación implica que haya sido la consejera de presidencia, Elsa Artadi, y no la de Empresa y Conocimiento, Àngels Chacón, la que ha llevado la voz cantante de la Generalitat en el proceso de renovación de Fira Barcelona.
Fontana, un relevo provisional
El problema es que ni Faura ni Relat han conseguido el visto bueno de todos los implicados para facilitar la sucesión de Bonet. Colau no vio con malos ojos una solución a medio plazo que está sobre la mesa desde hace meses. La de nombrar al número dos de Emesa, Pedro Fontana, como presidente para otro año. Este empresario seguirá en el consejo junto al propietario de Moventia, Miquel Martí, y al de Seeliger y Conde, Luis Conde.
Es el Gobierno catalán el que tendría más problemas con esta iniciativa, añaden los mismos interlocutores. Apuesta por un candidato con un perfil nacionalista y considera que Fontana no cumple con esta demanda.
Dos semanas para el acuerdo
Pero Colau no quiere esperar que sea el Gobierno municipal que salga de las urnas el próximo mayo el que decida quién manda en Fira Barcelona en los próximos cuatro años. No convocó el consejo de finales de 2017 ni el del verano pasado y ahora ha forzado que se intensifiquen las negociaciones con Generalitat y Cámara.
No existen precedentes de que la institución esté sin presidente, incluso se desconoce si ésta es una opción que se pueda dar de forma legal. Fira confía en que se llegue al ansiado pacto evitando de este modo llegar a un escenario inaudito. La renovación del consejo ha quedado relegada a un debate más político que empresarial. Se ha roto de este modo el gran objetivo de la refundación de uno de los pocos ámbitos de concertación pública-privada que quedan en la ciudad.