Sensación agridulce la que se vive en Applus Service, la empresa catalana de certificación e inspección, conocida por el gran público por la gestión de estaciones de Inspecciones Técnicas de Vehículos (ITV).
Mientras los fondos de inversión siguen entrando y saliendo de su accionariado, ante una cotización bursátil que no acaba de despuntar, y que no logra ni de lejos acercarse a los 14,5 euros con los que arrancaba en el parqué, en mayo de 2014, su consejero delegado, Fernando Basabe, sigue frotándose las manos, remunerado al nivel de los directivos de las empresas principales del Ibex-35. Suma más de 30 millones ingresados desde 2014 entre remuneración fija y variable.
Como consecuencia de ese movimiento constante de los fondos de inversión en Applus, este lunes presentaba su dimisión como consejero el británico Scott Cobb, tras ver cómo el fondo Southeastern, al que representaba, reducía a la mitad su presencia en la empresa que dirige Basabe, hasta situarla en el 4,8%.
Adiós al objetivo de ser accionista estable
Se trata de un nuevo repliegue del inversor estadounidense desde que, en junio de 2016, se convirtiera en el principal accionista al alcanzar el 14,72%.
En aquel momento, Southeastern aprovechaba la salida del fondo Carlyle para, comentaban sus directivos, proporcionar una estructura accionarial estable a largo plazo en Applus, de cara a actuar estratégicamente en el sector y aumentar el valor de la compañía.
Dos años después, aquel objetivo del fondo ha quedado relegado a un segundo plano, a la vista de las reiteradas ventas de acciones de la empresa catalana que está llevando a cabo.
Los números invitan a quedarse, pero los fondos se van
Tampoco parece confiar mucho en Applus el fondo River and Mercantile, que, en apenas tres meses, ha desecho parte de la posición tomada el pasado julio, cuando elevaba su presencia al 5,2% en la empresa de certificación.
No obstante, a la vista de los datos que, trimestre tras trimestre, presenta la empresa de inspección y certificación, no parece muy lógico que los inversores no se mantengan en su accionariado.
Entre 2014, el año en que se salió a Bolsa, y 2017, Applus han sumado 117 millones de beneficios y ha pagado, en ese periodo, más de 74 millones de euros dividendo a sus accionistas.
Deuda de 531 millones bajo control
Y, hasta el tercer trimestre de 2018, los números pintan bien para volver a cerrar un buen ejercicio, con las ventas creciendo un 3,8% y el beneficio operativo aumentando casi un 20%, superando los 125 millones. Además, los 531 millones de deuda se mantiene controlados en una ratio 2,4 veces el Ebitda, por debajo del umbral de 4 veces fijado el pasado julio al reestructurar la deuda con sus acreedores.
Por si fuera poco, Applus es una de las compañías que más consenso alcista despierta entre los analistas, que fijan un precio objetivo de 13,92 euros, un 20% más sobre los niveles actuales.
La remuneración de Basabe, en el punto de mira
En este marco, no son pocos los analistas que se fijan en la alta remuneración del consejero delegado, Fernando Basabe, para tratar de ver una posible razón por la que los inversores no acaban de confiar plenamente en la empresa de certificación.
Y es que, entre unas cosas y otras, el CEO de Applus se ha embolsado, entre 2014 y 2017, 30 millones de euros, de los que un tercio lo percibía en el ejercicio 2014 por el éxito en la salida a Bolsa tres años después de accede al cargo. Lo recibido por Basabe equivale al 26% de los beneficios logrados por la empresa en ese periodo.
A la remuneración fija de más de 24 millones cobrada en ese periodo, se suman otros 6 millones de euros tras vender las acciones recibidas por Basabe en virtud del plan de incentivos a directivos. De los títulos recibidos solo mantiene en su poder poco más de 88.000, más otras 121.000 a canjear anualmente hasta febrero de 2021, con un valor actual de 1,3 millones.