“El tamaño de la industria en España se ha reducido más de 20 puntos en los últimos 50 años y se ha acentuado durante la última crisis, cuando la aportación del sector a la economía retrocedió en 10.000 millones de euros”.
Así definía el presidente de la Cámara de España, José Luis Bonet, el estado actual del sector industrial en el marco de la presentación del informe Innovación y competitividad: retros para la empresa y la industria española.
Mínima aportación al PIB
Un retroceso que ha situado el aporte del valor bruto de la industria española sobre la economía en el 14,2%, “lejos del 20% fijado por la Unión Europea para 2020”, apuntaba Bonet.
No obstante, el presidente de la Cámara de Comercio de España cree que hay mimbres base para intentar llegar a esa meta, como es “el modelo más solvente en lo que a empleo se refiere, con una menor temporalidad y una mayor cualificación de los empleados, con más del 50% del empleo en alta tecnología que conlleva el pago de salarios medios superiores al 16% a la media del resto de sectores.
El tamaño, básico
A partir de aquí, Bonet plantea el reto de cómo ayudar a que las empresas crezcan en tamaño. Y, en ese sentido, ponía sobre la mesa las 50 propuestas elaboradas por la Comisión de Industria de la Cámara, destinadas a modificar asuntos claves, como la fiscalidad o la financiación. “Un desafío que nos incumbe a todos, al sector privado y, también, a las administraciones públicas”, remarcaba.
En ese desafío de la industria española, el presidente de Ficosa, Xavier Pujol, pone el énfasis en señalar a la innovación como “la gran asignatura pendiente”. En este caso, “el tamaño sí importa”, dice Pujol.
Una posible solución pasaría por cambiar el modelo, de manera que “empresas tractoras tiren del carro”, para que, cuando salen al exterior, lleven de la mano a sus propios proveedores, ayudando así a su expansión exterior. “Hay pequeñas empresas, bien dotadas tecnológicamente que, con esta ayuda por parte de grandes compañías, podrían posicionarse mejor”.