Rodrigo Rato irá a la cárcel por el escándalo de las tarjetas 'black'. El Tribunal Supremo ha ratificado este miércoles la pena de cuatro años y medio de prisión que le había impuesto la Audiencia Nacional por apropiación indebida continuada en el caso de las tarjetas black de Bankia (antigua Caja Madrid), con las que se gastó 99.000 euros.
La sentencia sostiene que Rato "mantuvo y amplió un sistema pervertido desde su origen", y aunque ha estimado parcialmente los recursos de los condenados que devolvieron antes de celebrarse el juicio el dinero gastado con las tarjetas, no ha sido así en el caso del exbanquero. Y establece penas de entre cuatro meses y cuatro años y medio de prisión.
10 días para ir a la cárcel
El expresidente de Caja Madrid no entrará de inmediato en prisión, ya que el Tribunal Supremo debe remitir ahora la orden de ejecución de la sentencia. Tras ello, Rato tendrá un plazo de entre 5 y 10 días para ingresar voluntariamente en la cárcel.
La sentencia desestima los recursos que habían interpuesto tanto Rato como otros de los 62 implicados por la sentencia de la Audiencia Nacional. El exdirectivo de Caja Madrid Ildefonso Sánchez Barcoj ha visto rebajada su condena inicial de 2 años y 6 meses de cárcel a uno menos un día por el mismo delito que se le atribuye a Rato, descartándose la doble condena como cooperador necesario y cómplice que le había impuesto la Audiencia. Asimismo, se le aplica la atenuante muy cualificada de reparación del daño. Barcoj gastó 575.000 euros.
12 millones en gastos personales
El entramado de las tarjetas black propició el reparto de tarjetas de crédito de Caja Madrid entre sus directivos y consejeros fuera de la legalidad y del control de Hacienda, y con ellas se gastaron 12 millones de euros en gastos personales a cargo de la entidad. De esa cantidad, 2,6 millones se gastaron durante la presidencia de Rato, entre febrero de 2010 y mayo de 2012. Y 9,3 millones con su antecesor Miguel Blesa –ya fallecido– al frente, entre enero de 2003 y enero de 2010.
Los condenados actuaron como si fueran "dueños del dinero", invirtiendo los importes que consideraron oportunos en desembolsos que ellos mismos decidieron; de ahí que el Supremo reconozca que se perjudicó el patrimonio de la entidad.
"Se lucró y permitió el lucro"
Dadas sus responsabilidades, experiencia y preparación para el cargo, Rato no podía ignorar el funcionamiento opaco de las tarjetas, pese a lo cual "mantuvo el sistema e incluso lo amplió a otras personas"; primero, a su favor, y, ya en Bankia, de sus más estrechos colaboradores.
En cuanto a la proporcionalidad de la pena, el Supremo defiende que es adecuada, ya que Rato "se lucró indebidamente y permitió el lucro de los demás", durante un "apreciable periodo de tiempo y por cantidades importantes".
Argumentos de los acusados
Nadie con un mínimo de formación, prosigue la sentencia, puede admitir que el sistema se pudiera justificar, dado el grado de ocultación y opacidad "también a efectos fiscales" del sistema de las visas.
Entre los argumentos esgrimidos por los acusados en sus recursos destacaba la vulneración de su derecho a la intimidad y a la protección de datos, al haberse hecho públicos los gastos. Sobre este punto, el Supremo entiende que Bankia "no accedió ilícitamente" a datos de carácter personal relativos a los gastos concretos realizados por cada uno de los titulares.