Si hay una deuda financiera de la que se haya escrito hasta la saciedad es la de la compañía energética y medioambiental Abengoa. Con un volumen total que ronda los 6.000 millones de euros, en marzo de 2017 se logró un acuerdo de reestructuración de los pasivos. Aquel pacto unió a antiguos y nuevos acreedores del grupo empresarial, que aseguraron la liquidez y los avales necesarios para mantener vivo el proyecto. La complejidad de aquella operación ha hecho que una parte de la deuda, en manos de fondos agresivos y cotizada en los mercados, haya diluido su valor hasta cifras próximas a la insignificancia.
Así, entre los diferentes acreedores podría decirse que hay clases. Existen lo que se conoce en el mercado como prelaciones y garantías diferentes para cada uno de ellos. Es decir, para comprender lo que sucede, debe entenderse que los últimos en prestar dinero poseen mejores posiciones que las que se atribuyen a quienes lo hicieron antes.
Dinero con diferente antigüedad
Los prestadores que entraron en el momento de la reestructuración de la deuda de Abengoa fueron quienes aportaron dinero fresco en mayor proporción. Se conocen en el argot financiero como “new money” y cuentan con las prelaciones 1 y 2. Junto a ellos se sitúan el resto de acreedores ya existentes (“old money” para el mercado). Los anteriores tienen peores garantías, según hayan realizado nuevas aportaciones – “senior old money” (SOM) –, o bien hayan permanecido en sus anteriores niveles – “junior old money” (JOM)–. Bajo esta sopa de letras y de nomenclatura especializada se reúnen bonos y otros activos que salieron de la deuda de la empresa cuando se logró el pacto de reestructuración de sus pasivos financieros.
La operación de salvamento de Abengoa es una de las más complejas que se han dado en España en los últimos años. A pesar del gran sacrificio aceptado por los diversos acreedores financieros antiguos, así como por sus accionistas, el total equivalente de la deuda financiera (tanto en forma de préstamos como de bonos) tras la reestructuración supera los 6.000 M€. De todo este volumen de pasivos unos 3.700 millones de euros corresponden a la deuda de los grupos mencionados.
Bonos depreciados
Esos instrumentos financieros, con diferentes tipologías y garantías son los que registran un alto grado de depreciación en los mercados de deuda. Mientras los bonos correspondientes al “New Money 1”, con un volumen total de aproximadamente 950 millones de euros, tienen una cotización que es superior al 100% de su valor nominal. Sin embargo, los correspondientes al grupo inmediatamente posterior “New Money 2” no se intercambian a tan buen precio. Se trata de bonos que sumarían unos 200 millones de euros, que cotizan a valores de entre el 60% y el 70% de su nominal.
Imagen de una pantalla en la que pueden verse instrumentos de deuda de Abengoa en cotización / FOTO CG
Quienes peor lo tienen son los poseedores de activos financieros antiguos en los que se descompuso esa deuda. Son, especialmente, los tenedores de bonos emitidos para los SOM. Estos cotizan en torno al 20%-25% de su valor nominal, lo que impacta de forma muy negativa sobre el total de la deuda de este grupo y que es superior a los 1.400 millones de euros. En el caso de los JOM, la cotización de estos bonos fluctúa entre el 5% y 10%, para una deuda total en torno a otros 1.200 millones. En conjunto, el valor de estas deudas (SOM y JOM) en el mercado se situaría en la actualidad en unos valores efectivos de entre 350 y 470 millones de euros, atendiendo a los rangos de fluctuación de las cotizaciones recientes de ambos grupos.
Fondos ‘carroñeros’ sobre Abengoa
Todas estas deudas, gracias a la cotización en el mercado, se han podido intercambiar desde que se hizo el pacto para la reestructuración de los pasivos de Abengoa. “Cabe pensar que las entidades que los poseen son agentes financieros muy especializados en estos mercados, donde el carácter muy especulativo y altamente profesionalizado prima entre los intervinientes en el mismo”, asegura un especialista en estos mercados. ¿Son fondos buitres? “No –agrega– son auténticos carroñeros del mercado”.
Tratándose de instrumentos que reconocen la existencia de deudas, ¿en virtud de que elementos cotizan y fijan sus precios estos bonos e instrumentos sofisticados de deuda de Abengoa? “El reflejo en las diferentes cotizaciones de los bonos atribuibles a cada grupo representa las diversas garantías y es, como todo mercado, un índice de la recuperación del valor nominal, indicando el correspondiente descuento, en este caso sobre el valor”, recuerdan los operadores especializados.