El pacto nocturno que Dimas Gimeno alcanzó el sábado con El Corte Inglés para abandonar los órganos de gobierno de la empresa de grandes almacenes es sólo una tregua momentánea en la guerra que el fuera director general y presidente de la compañía mantiene con sus primas Marta y Cristina Álvarez. El acuerdo ha permitido celebrar la junta anual de accionistas en un clima menos crispado de lo que se preveía. Incluso ofrece una salida airosa a Gimeno, que se va sin dimitir ni ser destituido (como se suponía que iba a suceder), pero con todos sus derechos profesionales, los laborales incluidos, generosamente reconocidos.
Pero la lucha por la herencia de Isidoro Álvarez sigue en la montaña rusa del enfrentamiento. Tras la junta de ayer, el equipo que comanda el nuevo presidente, Jesús Nuño de la Rosa, se apresuró en lanzar una comunicación oficial a los medios en los que se asegura que El Corte Inglés inicia una nueva etapa marcada por “la unidad, la profesionalización y el buen gobierno”. Era la forma elíptica de señalar que en el acuerdo con Gimeno se incluía la retirada de todas las acciones legales que el antiguo mandamás y todavía accionista había interpuesto contra los gestores y el propio consejo de administración que deseaba su salida.
Focos de conflicto abiertos
Desde cuestiones relativas a la seguridad del holding a decisiones discutibles (desde la perspectiva de gobierno corporativo) que había adoptado el consejo de administración estaban puestas en tela de juicio legal. Ahora, Gimeno depone su actitud en esa línea de actuación para defender su posición sólo como accionista y no ya como directivo. Entre otras razones, explican personas próximas al directivo, “porque su imagen final ha quedado bastante mejor en términos de reputación que otras”.
¿El vespertino acuerdo cierra todos los frentes y permitirá a la empresa seguir un camino alejado de los focos públicos? En parte, sí. La guerra que las hermanas Álvarez desataron contra su primo se dirimirá ahora en los despachos de abogados y en los juzgados de la capital de España. El Corte Inglés podrá mantenerse en parte alejado del enfrentamiento que Gimeno, su madre y su tío mantienen con la otra parte de la familia a propósito de la empresa IASA, la sociedad en la que Isidoro Álvarez tenía depositadas sus acciones y que, a su muerte, se distribuyeron los herederos.
La herencia siempre presente
En ese terreno, todo está en discusión. Desde la propia procedencia formal y jurídica de la herencia, hasta la gestión de IASA. Gimeno y su madre entienden que las dos hermanas llevaron a cabo diferentes operaciones de capital que sólo pretendían dejar al resto de los accionistas atrapados en dos ratoneras: la societaria y la económica. Serán los tribunales quienes diriman qué parte de razón acumula cada uno de los contendientes y ver cómo se puede separar esa compañía una vez que los accionistas que la componen han demostrado manifiesta incapacidad para la relación mercantil normalizada. Gimeno y su familia directa atesoran un 7% del capital del gigante de la distribución, lo que de acuerdo con otras valoraciones previas supondría un paquete accionarial de unos 700 millones de euros.
Entre los medios de comunicación españoles que más han seguido la crisis abierta en la entidad circulaban en las últimas horas unas grabaciones que implicarían a los consejeros octogenarios del gigante de grandes almacenes, Florencio Lagasa y Carlos Martínez-Echevarría, en unas supuestas irregularidades con la gestión y la toma de decisiones. Ningún medio, hasta la fecha, ha decidido darles altavoz, pero sin embargo sí que han llegado a uno de los juzgados que instruye los sumarios abiertos en este caso de la mano de María Antonia Álvarez, la madre de Gimeno y hermana de Isidoro. Esas pruebas, de ser admitidas, podrían demostrar que Lasaga y Echevarría, como principales albaceas del fallecido presidente y accionista mayoritario, habrían cometido irregularidades que para los denunciantes constituyen meros delitos.
Rehacer la empresa en la nueva etapa
Pero, además de ese último capítulo, los juzgados deberán pronunciarse sobre otras cuestiones. La madre de Gimeno intenta anular incluso el proceso de adopción que su hermano Isidoro llevó a cabo de dos las hijas de su pareja, María José Gil, porque tuvieron lugar cuando Marta y Cristina tenían ya más de 40 años. Esa parte de la familia reclamante considera que se tejió una maniobra torticera para trasladar la herencia por cauces que consideran ilegales.
Mientras todo eso se sustancia en el plano judicial, Nuño de la Rosa ha iniciado su presidencia con un equipo en el que la desconfianza es mayúscula entre los directivos. Todos y cada uno de ellos habían tomado parte discreta en la batalla de los últimos meses. Además, algunos son señalados internamente como directivos “sólo” al servicio de las hermanas Álvarez Gil en vez de prestar sus servicios para el interés colectivo de la empresa.
Banca y plantilla y el necesario apaciguamiento
Entre sus retos figura, además, cerrar con la banca un acuerdo de financiación dinámico que se encontraba pendiente de conocer cómo se resolvían las batallas intestinas. Ahora, el pool bancario que tiene sobre su mesa el dosier de El Corte Inglés deberá reiniciar los trabajos junto a De la Rosa y el resto de ejecutivos. Tampoco el ambiente laboral será una balsa de aceite. De hecho, en la plantilla se ha instalado una inusual sensación de desgobierno que hará que los representantes sindicales refuercen las peticiones a la cúpula sobre las garantías de estabilidad en el empleo y en las condiciones laborales.
La mayor de todas las amenazas a las que deberá enfrentarse el presidente actual es, sin embargo, la relativa a la transformación que vive el sector de la distribución. El Corte Inglés ha realizado tímidas aproximaciones al comercio electrónico, pero en su debe sigue instalado el mantenerse competitivo ante amenazas como la que significa Amazon u otros sistemas de venta que crecen en cuotas de mercado.
La junta de accionistas celebrada este último domingo de agosto, en consonancia con la tradición de la compañía, refrendó las últimas cuentas del último ejercicio presidido por Gimeno, con un crecimiento de la facturación del 2,8% en términos agregados, lo que supuso alcanzar los 15.943 millones de euros de ventas totales.