Desde el pasado viernes, el fondo británico The Chindren’s Investment (TCI) ya no tiene obstáculo alguno para, si lo desea, volver a vender todo o parte del 8,3% del capital que atesora en Aena, el gestor aeroportuario español en el que el Estado, a través de Enaire, mantiene el 51%.
Se acaba de cumplir el plazo de 90 días que le impedía hacerlo, tras colocar, el pasado 16 de mayo, un 2,7% del 11% que tenía desde la salida a bolsa de Aena, cuando, en febrero de 2015, el Estado colocó el 49% del capital.
Escandalosas plusvalías
Para los inversores que entraron en esta privatización, las plusvalías son escandalosas. Pagaba TCI por cada acción 58 euros, y hoy, incluso con el descenso que acumula en lo que va de año, los títulos siguen muy por encima --en 152,6 euros cerraba la pasada semana--, un 164% más desde la salida a bolsa.
Cuando TCI vendió en mayo ese 2,7%, con las acciones a 174 euros, las plusvalías ascendieron a 500 millones de euros. Lo que se dice un chollo. Por el 11% de Aena pagaba TCI 985 millones, y tres años después, solo con esa desinversión del 2,7% ya recuperaba 726 millones.
Venta en máximos de 180 euros
El fondo británico aprovechaba ese momento al comprobar cómo Aena cotizaba en máximos históricos, rozando los 180 euros, por lo que rebajar un 3% el precio de la colocación acelerada no suponía problema alguno.
Ahora, el 8,3% que le resta de Aena, como principal inversor privado y con asiento en el consejo del grupo que, desde hace un mes preside Maurici Lucena, capitaliza en bolsa por más de 1.900 millones de euros. Con la llegada del Gobierno de Pedro Sánchez, Lucena sustituía a Jaime García-Legaz, que solo estuvo en el cargo 9 meses tras sustituir al dimitido José Manuel García Vargas.
Si vende bien y, sino, también
La posibilidad de una nueva venta de acciones por parte de TCI ha pesado, según los analistas de Bankinter, para que Aena haya caído “muy cerca de los mínimos del año”. Además, la negativa del Gobierno socialista, como el del PP, a contemplar nuevas privatizaciones, también abre la posibilidad de que el fondo británico acometa más ventas.
Un riesgo que, no obstante, podría verse atenuado, si el fondo británico dirigido por Christopher Hohn pone todos los elementos en la balanza, y comprueba cómo la permanencia en Aena, además de las plusvalías latentes, resulta muy atractiva por un dividendo estable, con una rentabilidad media del 4,8% en los próximos 3 años.
Vargas, el gran aliado de TCI
La venta acelerada, realizada en mayo por TCI, vino precedida de intensas negociaciones con el Gobierno de Mariano Rajoy, a través del expresidente de Aena José Manuel García Vargas, para que el Estado apostara por la internalización del gestor aeroportuario con más privatización. Pero la dimisión cantada de Vargas, en septiembre de 2017, ante la negativa del Ejecutivo del Partido Popular a plantear esta alternativa, provocó que el fondo británico acometiera su primera desinversión en Aena.
Entre los argumentos manejados por TCI y otros fondos partícipes de Aena, además del ingreso que supondría para el Estado --actualmente el 51% está valorado en 11.675 millones de euros--, se baraja la falta de competitividad fuera de España por el corsé que supone el sometimiento a la normativa reguladora del sector público, así como la dificultad de atraer talento por los limitaciones salariales.