Pasas por caja con tu tarjeta de crédito y pagas a plazos lo que hayas comprado, sin más gestiones. Esta financiación directa es uno de los motivos por los que, según el Banco de España, tenemos cerca de 52 millones de tarjetas de crédito en circulación. La mayoría, cuando las solicitamos, son emitidas por el banco con la forma de pago aplazado por porcentaje. Esto significa que, si no lo cambiamos, de la compra que hayamos hecho vamos a ir pagando un porcentaje fijo mensual. Una compra aplazada con este tipo de pago puede generar una deuda que se alargue en el tiempo de forma muy considerable. En ocasiones, una vez terminada de pagar, incluso habremos abonado el doble de lo que costó la compra.
Desde el comparador financiero HelpMyCash.com nos cuentan que si gastamos con una tarjeta 5.000 euros en modo aplazado con un porcentaje del 3%, la primera cuota será de unos 153 euros, la segunda, de 151, la tercera, de 150… Así, podríamos estar más de 15 años pagando cada mes menos, pero con una deuda extendida en el tiempo de forma innecesaria. Además, el tipo de interés de una tarjeta de crédito es alto, de entre el 20% y el 30% TAE, por lo que si vamos a necesitar financiación a largo plazo, mejor solicitar un préstamo personal, pues tiene una TAE del 8,5%, aproximadamente, de media.
Una cuota tan pequeña que la mayor parte de lo que pagas son intereses
Podemos estar durante cinco años pagando el 3% de una compra y la deuda de 5.000 euros no se habrá reducido ni a la mitad. En cambio, si sumamos lo que hemos reembolsado en ese lustro, ya habríamos pagado 6.973 euros, de los que 4.175 euros serían únicamente intereses. Si en vez de dejar el porcentaje en el 3% lo subimos al 15%, en esos cinco años ya tendríamos la deuda pagada. Aunque en este caso, el importe de las primeras cuotas será bastante alto.
Cada banco emite sus propias tarjetas de crédito con porcentaje mínimo, que se establece de partida entre el 0,5% y el 10%. Además, el método de pago aplazado por porcentaje provocaría que llegara un momento en el que las cuotas fuesen tan bajas que serían ridículas. Para evitar esto, los bancos imponen a sus clientes una cantidad mínima para las cuotas de sus tarjetas que pueden ir desde los 5 a los 60 euros.
Tenemos que tener en cuenta que cada vez que pagamos una cuota de una tarjeta de crédito, parte de ese pago va a cubrir intereses y parte a cubrir el capital pendiente. Si seguimos con el ejemplo anterior de la compra de 5.000 euros con una tarjeta con interés nominal del 25%, de los 153 euros de la primera cuota, 104 euros serán intereses. Por lo que bajaremos únicamente en 49 euros la deuda de 5.000 euros. De la segunda cuota de 151 euros, 103 euros serían intereses y 48, capital pendiente y así sucesivamente. Podemos elevar ese tanto por ciento que viene ya con la tarjeta hasta hacer que el reembolso sea más corto y no suponga un alargamiento innecesario. Sin embargo, el pago aplazado no es el único método de reembolso del que disponen las tarjetas, por lo que podemos elegir otra forma más barata de pagar con tarjeta.
Tanto por ciento versus cuota fija
El método de pago por cuotas fijas consiste en que decidimos una cantidad a pagar que no variará. Si decidimos devolver el pago con la tarjeta con una cuota mensual de 150 euros, por ejemplo, esta cantidad no cambiará. Únicamente se pagará una última cuota residual que es más baja para terminar de cuadrar todos los cálculos.
Si elegimos el tipo de pago aplazado con cuota fija, en cinco años habremos reembolsado los 5.000 euros de la tarjeta de crédito. En cambio, con el pago porcentual al mínimo permitido por el banco no habríamos devuelto ni la mitad. Si antes hablábamos de una deuda sin terminar de pagar que ya nos había generado más de 4.000 euros en intereses en cinco años, en este ejemplo los intereses totales que pagaríamos serían de 3.625,49 euros.
Aunque el pago con cuota fija es más barato, siempre es preferible que utilicemos el pago aplazado a fin de mes de las tarjetas, pues no tiene ningún coste. Aunque en caso de querer financiar las compras, siempre podemos buscar tarjetas de crédito que tengan una TAE baja.